El Grito de Dolores, contradicción e improvisación

El gobierno virreinal se organizaba para controlar la insurrección, pero desde luego no tenía un ejército que en número se pudiera comparar con el de Hidalgo, pero si más organizado y disciplinado.


Contradicción e improvisación


La falta de planeación y la improvisación han sido uno de los rasgos más comunes de muchos mexicanos, esto va desde lo personal, lo familiar, lo social, lo empresarial y hasta en lo gubernamental, que se refleja a través de nuestra historia y sigue vigente en el presente tal vez de una forma más dramática que en cualquier momento de nuestro pasado.

Estamos a punto de celebrar como es tradicional nuestra Independencia con la ceremonia y fiesta que conocemos en forma coloquial como “El Grito”, que recuerda aquel acontecimiento cuando don Miguel Hidalgo y Costilla, a quien la historia oficial ha denominado el Padre de la Patria, inició un movimiento que mucho se ha idealizado, pero poco se ha analizado, y que terminaría en un terrible fracaso, en un brevísimo tiempo y con la muerte de sus principales protagonistas, sin desde luego darle la Independencia a México.

No es motivo de este breve artículo si Hidalgo debe ser o no llamado el Padre de la Patria, ni restarle ningún mérito histórico a este sacerdote que se convirtió en Caudillo de un movimiento que fue destructor, avasallador e incontrolable, a tal grado que el mismo Hidalgo se vería rebasado con resultados que él mismo lloraría con lágrimas sinceras al final de su vida y causó destrucción y muerte durante su breve duración. Don Miguel Hidalgo nació en la Hacienda de Corralejo en Guanajuato el 8 de mayo de 1753, estudió en el colegio de San Nicolás, fue ordenado sacerdote, su conducta como tal dejó mucho que desear, no se interesaba tanto por el bien espiritual de sus feligreses como por su bienestar económico. En lo personal era muy estimado por sus parroquianos y por sus amigos, se destacaba por ser muy culto y traducir perfectamente del francés, estaba al tanto de las ideas de los enciclopedistas, pero también leía sobre proyectos industriales y agrícolas, promovía la siembra de la vid, el cultivo de moras y la cría del gusano de seda, puso una pequeña fábrica de porcelana y enseñaba a los indios a tocar instrumentos musicales.

Ya sabemos que Hidalgo participaba en la llamada Conspiración de Querétaro, el objetivo primordial de la Conspiración de Querétaro era constituir una junta gobernativa que tomara el poder a nombre de Fernando VII. Las reuniones de los conjurados se llevaban a cabo en la casa de José Miguel Domínguez, corregidor de Santiago de Querétaro, participaban también doña Josefa la esposa del corregidor, Ignacio Allende y Mariano Abasolo, el grupo conspirador tenía pretendido alzarse en armas el mes de octubre de 1810 en San Juan de los Lagos, Jalisco, pero fueron descubiertos en septiembre.

Se encaminaron Allende y Aldama a la casa de Hidalgo, que después de escucharlos les dijo lo siguiente: “Caballeros, estamos perdidos, no nos queda más remedio que ir a coger gachupines”, pues ni él ni Allende tenían ningún plan que desarrollar ni ningún plan de nación. Después Hidalgo se trasladó a la prisión y encañonando al guardia lo obligó a liberar a los presos, sus primeros reclutas, después tocando las campanas los indios de la población se encaminaron a misa, pero en lugar de escuchar la liturgia escucharon una arenga del padre Hidalgo. No sabemos con exactitud lo que Hidalgo gritó en ese célebre momento, citaremos tan sólo algunas versiones de las más conocidas:

Manuel Abad y Queipo:
“¡Viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII y muera el mal gobierno!”
Juan Aldama:
” ¡Viva América!, ¡viva la religión y muera el mal gobierno!”
Servando Teresa de Mier:
“¡Viva Fernando VII y la Virgen de Guadalupe!”
Lucas Alamán:
“¡Viva la religión!, ¡viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la América y muera el mal gobierno!” A lo que el pueblo respondió: “¡Viva la Virgen de Guadalupe y mueran los gachupines!”

A nosotros nos sonará un poco confuso que para buscar la Independencia se mencionara la lealtad al rey, pero a ellos les sonaba bastante congruente que estando el rey preso de Napoleón era necesario liberarlo, mandó entonces Hidalgo a saquear las casas y negocios de los españoles, y después el 16 de septiembre de 1810, al llegar los insurgentes al pueblo de Atotonilco, el cura Miguel Hidalgo y Costilla, que los encabezaba, tomó la imagen de la Virgen de Guadalupe que se hallaba en la sacristía del santuario y la puso en manos de sus improvisados soldados, esto fue un gran éxito pues era un símbolo muy querido para el pueblo, es notable la capacidad de convocatoria de Hidalgo, Alamán dice que la unión del grito de “Viva la Virgen de Guadalupe y mueran los gachupines” era la reunión monstruosa de la religión con “el asesinato y el robo” y cuenta también que ”su sola presencia bastaba para arrastrar tras de sí a todos”, y después de pasar por San Miguel, Celaya, Salamanca e Irapuato ya contaba Hidalgo entre cincuenta mil y ochenta mil hombres, así llegaron a Guanajuato, Hidalgo exigió la rendición pero el intendente Riaño no accedió, y después sobrevino un baño de sangre y de saqueos que Hidalgo no pudo evitar, y se dice que hasta entre los mismo seguidores de Hidalgo se daban muerte entre sí por el botín. Dice Jean Meyer que: “el placer de la destrucción contribuyó a la permanencia de la turbamulta, que, si bien se mantuvo constante a los ochenta mil hombres durante cuatro meses, se renovaba sin cesar en un movimiento de rotación permanente”.

La falta de ideas claras generaba mucha confusión, había entre otras la de que los francesas pretendían apoderarse de México, y atacar la religión católica que era como un símbolo para todos los habitantes de la Nueva España, pero nunca hubo un plan o una estrategia bien definidos, así nunca se supo a ciencia cierta porque si Hidalgo avanzó hasta las cercanías de la ciudad de México y tenía una superioridad total para tomarla no lo hizo, cuando llegó a Guadalajara le prepararon una gran recepción y sorpresivamente Hidalgo se hizo nombrar “Alteza Serenísima”.

El gobierno virreinal se organizaba para controlar la insurrección, pero desde luego no tenía un ejército que en número se pudiera comparar con el de Hidalgo, pero si más organizado y disciplinado. Calleja se dirigía a Guadalajara, Hidalgo decidió presentarle batalla confiando en su enorme superioridad numérica, aunque Allende no estaba de acuerdo. Hidalgo contaba con 100,000 hombres y el general español Calleja tan solo con 7,000, la batalla duró 7 horas, y se impuso la estrategia y la disciplina al número, Hidalgo salió huyendo, se encontró con Allende y Aldama, que le reprocharon sus grandes errores militares y de organización, de haber creado un movimiento de odio contra los españoles, aunque no todos eran criminales, ni todos hubieran estado contra la Independencia, y lo destituyeron como jefe militar.

Decidieron avanzar rumbo a los Estados Unidos, no se sabe si para pedir ayuda o conseguir armas, marchaban en un desfiles de carros muy separados entre sí, lo cual fue un descuido imperdonable que les costó ser apresados con facilidad por el teniente coronel Ignacio Elizondo, que llevó a los prisioneros Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez a Chihuahua, donde serían juzgados y fusilados, la aventura de Hidalgo que parecía ser destinada a tener un éxito rápido terminaba en un gran fracaso por la falta de organización, planeación, y por el exceso de crueldad que había producido tantas muertes y saqueos innecesarios.

Hidalgo reconoció sus errores y se dolió por los males que había causado, buscando la libertad de la patria, pero por derroteros equivocados y lo expresó así… “Luego erramos y hemos andado por caminos difíciles, que nada nos han aprovechado… ¿Cuál será, pues, mi sorpresa, cuando veo los innumerables delitos que he cometido como cabeza de la insurrección? ¡Ah, América, querida patria mía! ¡Ah, americanos mis compatriotas, europeos mis progenitores! compadeceos, compadeceos de mí”.

“Yo veo la destrucción de este suelo, que he ocasionado: las ruinas de los caudales que se han perdido, la infinidad de huérfanos que he dejado, la sangre que con tanta profusión y temeridad se ha vertido, y lo que no puedo decir sin desfallecer, la multitud de almas que por seguirme estarán en los abismos” … Chihuahua, Real Hospital, mayo 18 de 1811.

Miguel Hidalgo

Tuvieron que pasar muchos años para llegar a la Independencia de México, Morelos fue un gran personaje que, si tenía una idea mucho más clara que Hidalgo de lo que se necesitaba para hacer una independencia, sin embargo, también fracasó, y después casi no hubo guerra hasta que Iturbide lograría lo que muchos otros habían soñado.

Tal vez algo de esa falta de planeación y visión a largo plazo la hemos heredado los mexicanos, y es por eso que no hemos logrado hacer de México un país de logros y de justicia social, espero que llegue el día en que podamos tener una visión a largo plazo y de unidad y no de enfrentamiento como fue el planteamiento de don Miguel Hidalgo, que no fue desde luego quien nos dio la Independencia.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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