Pablo el caminante eterno, capítulo LV. Rumbo Roma desafiando las tormentas

En medio de la tormenta, Pablo abogando por la vida de aquellos encadenados al barco, logrando salvar su vida y la de todos los tripulantes.


Pablo el caminante y el barco con mercenarios


En el otoño del año 60, se decidió que era tiempo de transportar a los prisioneros que estaban destinados a ir a Roma por diferentes causas, todos eran peligrosos delincuentes de trato rudo, algunos serían destinados para llegar al final de su vida en el famoso circo, pero Pablo se distinguía de los demás por su trato suave y su forma de hablar totalmente diferente.

Fueron tres de sus amigos los que lo pudieron acompañar en el viaje: Lucas, Timoteo y Aristarco. La navegación en aquellos tiempos estaba siempre expuesta a grandes peligros, no había ningún instrumento de navegación y mucho dependía de la habilidad del capitán del barco, y desde luego que el clima no les fuera a pasar una mala jugada, ya que en el otoño no era raro que se desataran temibles tempestades, por eso en general los hombres temían embarcarse.

En quince días de difícil navegación, luchando contra las corrientes llegaron a Mira, en el Asia Menor, un puerto dedicado sobre todo al comercio de granos, luego tuvieron que rodear creta para llegar al mar Jónico, llegaron al puerto de Kaloí Limes, donde tuvieron que esperar a que mejorara el tiempo.

Hubo una reunión para decidir si seguían adelante o invernaban ahí, Pablo aconsejó permanecer, pero el capitán preocupado por perder la carga decidió seguir, lo que resultó en un error fatal, apenas habían avanzado un poco, cuando empezaron a enfrentarse a grandes olas, después vinieron días de oscuridad casi total por lo nublado que estaba, nuevamente tormenta que obligó al capitán a tirar parte de la carga, aun así llegó un momento en que parecía que serían tragados por las olas.

Pero Pablo confía en la oración, se concentra en ella y pide al Señor, su ayuda, al mismo tiempo con serenidad anima a aquellos hombres a mantenerse trabajando para seguir navegando, esos marineros en general eran mercenarios, muchos de ellos inexpertos que lo hacían por necesidad y no tenían la pericia de los marineros de nuestro tiempo; pero después de muchas maniobras ven tierra cercana, van midiendo la profundidad que cada vez es menor, cuando de repente se siente una enorme sacudida , el barco se inclina y se clava en un banco de arena, el agua como un gran remolino empieza a entrar en la nave, el pánico principia a apoderarse de todos los tripulantes.

Entonces se presenta un momento crítico, la ley romana obligaba a los oficiales a no dejar escapar a ninguno, lo que podría llevar a que los oficiales romanos mataran a los prisioneros, pero Pablo aboga por la vida de todos, que son desencadenados y cada uno se vuelve responsable de su propia salvación, algunos nadan otros se aferran a alguna tabla, así se salvaron llegando a la isla de Malta.

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