Los camilleros, el enfermo, el país

Solidaridad, respeto y reconocimiento con los camilleros y todo el personal que trabaja en los hospitales públicos y privados.


Suelo


La escena es de sobra conocida. En una clínica en Michoacán, bajan de una ambulancia del IMSS a un paciente de coronavirus. La camilla viene con una protección de plástico que la cubre toda como lo hemos visto en televisión. Los camilleros la bajan en una maniobra un poco difícil por la distancia entre la altura de la ambulancia y el piso. En un momento dado, la maniobra se dificulta, los camilleros pierden el balance y el enfermo cae al suelo dándose un golpe que suponemos durísimo. El personal que realiza la maniobra vuelve a subir al enfermo a la camilla y proceden a trasladarlo al interior del edificio.

El video, que circula en redes sociales, generó cualquier cantidad de comentarios negativos y agresivos sobre los camilleros a quienes no se bajó de ineptos e incompetentes –por decirlo de una manera suave–. El director del IMSS –el reconocido organizador de festivales, el hombre de las tómbolas y las verbenas, Zoé Robledo– salió puntual y meritoriamente a defender a los camilleros. No se vale hacer escarnio de quienes realizan una actividad que incluye sacrificio personal en muchas de las ocasiones, como lo es ahora con la pandemia. Y habría que agregar que las condiciones laborales no deben ser precisamente óptimas para quienes se desempeñan en esa función. El director del IMSS tiene razón al llamar la atención sobre los epítetos contra los camilleros, ese tipo de actitudes terminan en los indignantes casos que sabemos de golpear y agredir físicamente a enfermeras y doctores. Lo que vimos en ese video tiene tintes de desastre por el momento que vivimos, porque las redes están llenas de videos –que a la gente le parecen chuscos– de camilleros a quienes se les cae el enfermo o el futbolista. Solidaridad, respeto y reconocimiento con los camilleros y todo el personal que trabaja en los hospitales públicos y privados.

Sin embargo, me parece que el video comentado puede tomarse perfectamente como una alegoría, una metáfora de la vida nacional: Un enfermo es bajado en una camilla de una ambulancia. La camilla está desvencijada, los camilleros hacen los que pueden porque no saben bien cómo hacer otra maniobra, la ambulancia se ve maltrecha; el enfermo sabe que tiene que ser atendido y no le queda otra más que esos camilleros lo transporten; estos no atinan bien a manejar la situación, el enfermo cae al suelo y se mete un fuerte golpe, los enfermeros como pueden lo vuelven a subir, no sabemos qué le pasó del golpe, si vivirá o qué. Escondidos, un par de culeros filman todo y se ríen, porque siempre hay alguien que sale ganando. Es el horror que vivimos.

Si el país es el enfermo, el camillero es el presidente López Obrador que no hace otra cosa más que tirar una y otra vez al paciente. Prefiere ponerse a hablar de periodistas, de sus odios personales, de sus agravios y rencores, del mundo que no lo comprende, de lo malos y perversos que son todos, de que ya sabe que no le aplauden porque son ingratos, de que nada más lo quieren y comprenden tres personas, todo esto mientras el enfermo está en el suelo. Dice que no hay problema que se va a curar, que no le va a pasar nada porque él lo sabe, y que a la mejor hay que vender la camilla para sacar algo de dinero para ahorrar y que mejor los enfermos lleguen por su propio pie. Que eso de estar cargando a la gente es de neoliberales, que de cuando acá se ha visto eso de que lo carguen a uno, que eso se hacía con Salinas que lo volvieron rey, que es preferible no gastar en medicinas para invertirlo en petróleo porque eso va ser muy bueno porque en pocos años seremos el único país con petróleo en el mundo lo cual nos va a distinguir. Todo esto pasa mientras el enfermo sigue en el suelo. Así estamos, y es lo que estamos viviendo. Ojalá llegue alguien y suba al enfermo a la camilla. Mientras tanto un par de culeros graban todo lo que sucede y salen ganando (ustedes digan quiénes son). Es el país en un video trágico.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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