Tiempos de cambios

Cambios habrá y no nos harán daño.


AMLO presidente


La pregunta en boca de todos es ¿qué viene? Resulta difícil saberlo, anticiparlo. Quizá ni el próximo presidente, López Obrador, lo sabe con certeza. Habrá cambios más allá de lo que él quiera o dirija. Desde hace unas semanas se hablaba de que el triunfo de AMLO significaría un cambio en las élites de diversos ámbitos. Es posible que esto suceda, más allá de la voluntad del presidente que entrará en funciones en diciembre.

Ha quedado claro que la élite empresarial debe cambiar, por lo menos en cuanto a líderes se refiere, para representar con mayor certeza a sus agremiados. El desorden en el que se movieron en la elección, la falta de visión y hasta el desdén con que trataron la vida política nacional les obliga a replantearse su interlocución con el nuevo gobierno.

Pareciera que es sólo un cambio de personas en el gobierno. No creo que vaya a ser así. Cambiarán las formas, los tratos con el gobierno, entre los poderes, entre las propias fuerzas políticas y los otros actores. Cambiarán los pactos. Llegarán nuevos empresarios, nuevos despachos de abogados, nuevos comentócratas. Creo que el presidente López Obrador será completamente diferente a lo que hemos visto antes: le gusta la calle, estará presente todo el tiempo, opinando, confortando o explicando o las tres cosas al mismo tiempo. Es un cambio relevante. Y con ese cambio vendrá el de muchos porque serán nuevos tiempos.

En una entrevista publicada en El País (03/06/18) hace un mes, José Ramón Cossío, ministro de la Suprema Corte de Justicia, apuntaba en el sentido de la recomposición de las élites en el país: “Creo que lo que estamos haciendo es simplemente una acumulación de viejas soluciones respecto de nuevos problemas”; el ministro Cossío señala que “hay una recomposición de prácticamente todo” y que se puede estar “hipersimplificando la situación suponiendo que sólo van a enfrentarse tres o cuatro sujetos. Se han ido construyendo grupos y ha llegado el momento en donde lo que se está disputando es cuál de esos grupos puede primar sobre otro”.

Las élites en los partidos que fueron grandes en su momento: PRI, PAN y PRD deben de cambiar y entender que una buena parte de la derrota que obtuvieron en la elección no obedece enteramente a ningún ideario ni fórmula electoral sino al conjunto de personas que ya están más que vistas. Se entiende que las carreras son de años, pero bien podrían combinarlas con nuevas personas. No es extraño que las revelaciones en las campañas hayan sido personas que eran poco o nada conocidas en el ámbito nacional: Fernanda Caso, Tatiana Clouthier y Vanessa Rubio (las últimas dos de reciente ingreso a sus agrupaciones políticas, y a la primera, en el PAN no le dejaron ser dirigente juvenil con una jugarreta jurídica); más aún, en una mesa de las que organizaba Loret hubo una particularmente buena: la de jóvenes representando a sus candidatos, todos talentosos y ninguno, por supuesto, ocupará ningún cargo.

Hay quienes opinan que habrá un cambio radical en todos los ámbitos. No lo creo, pero donde sucedan serán significativos. Es un hecho que no es una nueva clase política la que llega con López Obrador, al contrario, se trata de personas que han estado insertadas en el sistema por décadas, personajes con más mañas que ganas. Pero es claro también que habrá un liderazgo nuevo y diferente y que será lo primero que imprima el presidente. Posiblemente veremos salir enormes cantidades de itamitas, y quizá sea la UNAM la que llene los puestos públicos de alto nivel. Y así por el estilo, en otros ámbitos.

En fin, cambios habrá y no nos harán daño.

 

@yoinfluyo

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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