El fuero como licencia para insultar

No es lo mejor ni lo más sano para la vida pública, incitar a la violencia, hacer un llamado a delinquir, a atropellar derechos humanos.


Impunidad


Desde hace años, los habitantes de este país han manifestado su enojo y rechazo al fuero constitucional que adquieren legisladores federales y locales, así como algunos altos funcionarios públicos, en el ejercicio de su encargo, por ser una forma velada de fomentar impunidad, al evitar que estas personas sean juzgadas como cualquier ciudadano. Pero ¿qué es y qué significa tener fuero? Para la jurisprudencia nacional, es un mecanismo de protección que otorga inmunidad al servidor público, principalmente el parlamentario, ante amenazas y presiones para someterlo, porque cada legislador, con su voto y en el ámbito de competencia, decide sobre la conformación regulatoria de las normas, sus alcances y limitaciones.

Reconozco la complejidad del tema, porque de la inmunidad general se ha pasado a la impunidad particular que, desde el marco legal, ampara abusos, atropellos, excesos y justificaciones; desafortunadamente –como cualquier norma sujeta a interpretación–, esta prerrogativa ha sido utilizada con fines perversos de “superioridad”, ya sea entre iguales, del mismo rango, o hacia las y los ciudadanos, lo que hace que la ley se aplique de una forma para los que tienen privilegios y de otra para los que no tienen ningún tipo de concesiones.

Lo dispuesto en nuestra Carta Magna, en su artículo 61, tuvo como propósito garantizar la libre expresión de ideas e inhibir cualquier tipo de persecución política, en particular la de los Poderes Ejecutivo y Judicial, contra el Legislativo, medidas de protección a la luz de la ética de la responsabilidad, para salvaguardar la integridad de la representación de los congresos legislativos. El fuero de los legisladores permite no ser reconvenidos, de ninguna forma, por nuestras ideas, convicciones y opiniones, ahora bien, ¿hasta dónde llega este derecho? Empecemos por reconocer que este mecanismo para mantener inmunes a los parlamentarios y altos funcionarios de las administraciones federal o locales, no significa, bajo ninguna circunstancia, una licencia temporal para violentar el artículo primero constitucional, el cual señala que nadie tiene derecho a discriminar o lastimar a persona alguna en territorio nacional.

Por tanto, el fuero no es una autorización anticipada para agredir, callar, insultar, difamar, minimizar, incitar al odio o la violencia, o matar; es una protección para dichos y hechos relacionados con lo público, no un salvoconducto de impunidad. Un cargo público implica responsabilidad que demanda mesura, sensatez y compromiso para el desempeño de funciones y cumplimiento de obligaciones, porque todos los mexicanos, ante la ley, somos iguales; conlleva la facultad para tomar decisiones de beneficio común y adquirir obligaciones que garanticen y protejan los derechos humanos de la población en su conjunto, además de comprometerse a un desempeño leal, eficaz, eficiente del encargo, así como a la necesaria transparencia y rendición de cuentas.

Me preocupa que el llamado al respeto hacia los que piensan diferente se haya perdido; en el último año, la sociedad mexicana se ha sometido a una campaña de división fomentada desde el gobierno federal, con lenguaje ordinario y soez –que se pretende disfrazar como coloquial–, que etiqueta a diversos sectores de la población (fifís, conservadores, neoliberales), que hace llamados a la confrontación con palabras agresivas (hipócritas, fantoches, sabelotodo y doble cara), todo lo cual se ve en las redes sociales; desde el anonimato, se justifican las formas más aberrantes de violencia.

Es público y notorio el afán del gobierno para dividir a los mexicanos, esto le ha dado buenos dividendos electorales al inquilino de Palacio Nacional; sin embargo; no es lo mejor ni lo más sano para la vida pública, incitar a la violencia, hacer un llamado a delinquir, a atropellar derechos humanos, en la franca intención de lastimar al otro, porque “no somos iguales”. Y lo triste es que muchos, sobre todo aquellos que se pueden escudar en el fuero, reproduzcan este patrón de conducta violenta, más hacia las mujeres.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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