Con tales amigos no hacen falta enemigos

¿Qué les impide darse cuenta que las células que se reproducen y los tejidos que crecen en el útero materno son necesariamente los de una persona viva?


Derechos humanos


Human Rights Watch ha sido por muchos años uno de los organismos más renombrados internacionalmente gracias a su denodada vigilancia y denuncia de violaciones a los derechos humanos. No fue entonces por simple cortesía que ese organismo haya sido invitado a la reunión recientemente convocada por el gobierno de Estados Unidos para establecer la Comisión de Derechos Inalienables de ese país. Cuál no sería la sorpresa de muchos de los participantes en la reunión –y de muchos otros fuera de ella– cuando el actual director de Human Rights Watch, el señor Kenneth Roth, dejó claro que para el organismo a su mando el aborto es uno de tales derechos inalienables. El que ese derecho apenas empiece a ser reclamado con la fuerza con la que hoy día se reclama no significa que no existiese desde los inicios de la humanidad –agregó Roth.

Si la anterior declaración dejó sorprendido a más de un participante, las palabras utilizadas enseguida por el director Roth para reforzar su anterior aseveración deben de haber dejado a los ahí reunidos como seguramente nos dejaron a quienes posteriormente nos fueron transmitidas por los medios informativos: incrédulos y tristes. De acuerdo con el director de Human Rights Watch, organismo creado –como su nombre lo indica– para vigilar que los derechos de las personas no sean violados, las consideraciones y debates respecto a la presencia de vida humana en los niños por nacer, o sea, respecto al derecho a la vida de los no nacidos, son algo “puramente filosófico, que no merece ser tomado en cuenta al establecer políticas sobre los derechos humanos”.

Por la forma como fue pronunciada la afirmación del señor Roth, lo que quiere decir es que todo el debate en torno la vida humana del bebé que crece en el vientre materno, y por ende de la moralidad de permitir o no permitir el aborto, no pasa de ser un asunto de ideas, de simples opiniones, no de realidades. En otras palabras, lo que Roth afirma es que de ese ser no nacido aún ni se sabe si tiene vida, ni por lo mismo sirve de algo discutir sobre la moralidad o inmoralidad de deshacerse de él antes de que nazca. La conclusión lógica de esa forma de pensar es que la mujer que así lo desee tiene el derecho de eliminar al ser que habita en su seno sin que ello deba causarle remordimiento alguno y sin que nadie deba escandalizarse por ello. El debate sobre la vida del no nacido sería tan útil, en la mente de ese señor, como aquel del que dicen que entretenía a algunos pensadores medievales sobre la cantidad de ángeles que caben en la punta de un alfiler.

Es asombroso, increíble, lo que dice el director de Human Rights Watch. Uno pensaría que haber llegado a ese puesto es señal de que Roth ha destacado en la defensa de los derechos humanos luego de haber pensado y reflexionado sobre su verdadera naturaleza y su finalidad; que ha leído abundante literatura científica, filosófica y religiosa al respecto; que ha oído el parecer de eminentes pensadores y dialogado con ellos de los diferentes pareceres científicos y filosóficos en torno a ese problema. ¿Cómo es posible que se refiera a ese debate como algo superfluo e inútil? ¿En qué bases sustenta su apreciación? Y si es tan superficial su visión respecto al derecho humano fundamental, ¿qué pensará de los demás derechos?

Además del asombro que las declaraciones de ese funcionario me causaron, inevitablemente me hice a mí mismo la pregunta que ya me he hecho antes muchas veces: ¿Qué es lo que dificulta a la gente deducir, por simple sentido común o por una sencilla reflexión, que el ser que habita en el seno de una mujer embarazada no puede ser sino una persona humana? ¿Qué les impide darse cuenta que las células que se reproducen y los tejidos que crecen en el útero materno son necesariamente los de una persona viva? ¿De verdad es tan difícil hacerlo?

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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