Panamá; Manuel Antonio Noriega

Fallece Noriega, ex hombre fuerte de Panamá

Panamá, 30 May (Notimex).- El exdictador panameño Manuel Antonio Noriega, derrocado por la invasión estadunidense de 1989, se llevó a la tumba sus secretos, como si con su prolongado silencio obtuviera protección para defenderse de sus enemigos.



Refugiado en la discreción durante los 27 años de su encarcelamiento, el degradado general solo en una ocasión pidió perdón pero con matices para justificar su accionar.

Una única declaración pública hecha por Noriega ocurrió en 2015 cuando leyó una carta en un noticiario de la televisora local Telemetro.

El exdictador pidió entonces perdón “a toda persona que se sienta ofendida, afectada, perjudicada o humillada por mis acciones o las de mis superiores en el cumplimiento de órdenes o las de mis subalternos en ese mismo estatus”.

“Yo cierro el ciclo de la era militar como el último general de ese grupo pidiendo perdón, como comandante jefe, como jefe de gobierno”, externó Noriega, pero nada más, como si callado mantuviera un manto de protección.

Noriega, quien el 11 de febrero pasado cumplió 83 años, estuvo preso en la cárcel El Renacer -a orillas del Canal de Panamá- desde 2011 cuando fue extraditado desde Francia, hasta el pasado 28 de enero cuando obtuvo prisión domiciliaria.

En su prisión tropical, Noriega disponía de televisión, una computadora y una pequeña biblioteca; además de servicio médico diario y de visitas periódicas de la Cruz Roja Internacional, según el político panameño que se entrevistó con él en El Renacer, Guillermo Cochez.

En la casa de una de sus hijas, el exgobernante panameño se preparó para una operación programada para el 7 de marzo pasado en el estatal hospital Santo Tomás de la capital, con el fin de extraerle un tumor cerebral benigno, pero por complicaciones Noriega ya no se recuperó.

También conocido como “cara’e piña” por los signos dejados por la viruela en su rostro, el degradado general gobernó Panamá de facto desde 1983 para continuar con el régimen militar iniciado por Omar Torrijos en 1968.

Exagente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Noriega fue derrocado por la invasión de Estados Unidos lanzada la noche del 19 y la madrugada del 20 de diciembre de 1989, con ataques contra los cuarteles donde se presumía se ocultaba el exgeneral, con un saldo de unos tres mil muertos.

Sin siquiera intentar un contraataque contra los invasores, Noriega estuvo a salto de mata por unos cinco días escondido, hasta que al fin se refugió en la nunciatura para entregarse a las fuerzas estadunidenses el 30 de diciembre de 1989.

El MAN (por las iniciales de su nombre) fue admitido al poder militar alrededor de 1969 de la mano del caudillo panameño Omar Torrijos Herrera, bajo cuyo mandato (1968-1981) se encargó de los servicios de inteligencia panameños.

Excompañeros de armas como el coronel retirado Roberto Díaz Herrera acusan que la muerte de su primo Torrijos en 1981 -quien había logrado ponerle fecha a la partida de Estados Unidos (1999) del territorio panameño- fue provocada por un accidente aéreo planeado por Noriega por órdenes de la CIA.

Pero este tema como otros de la vida política, social y económica de Panamá de los últimos años, nunca fue comentado por Noriega durante sus 27 años de prisión en cárceles de Estados Unidos, Francia y Panamá, donde purgó sentencias por lavado de dinero, narcotráfico y homicidio.

La suerte de Noriega empezó a cambiar a partir de la desaparición, asesinato y decapitación en septiembre de 1985 del médico guerrillero Hugo Spadafora, quien había denunciado los vínculos del gobernante de facto con el narcotráfico.

Caído en desgracia con Estados Unidos, Noriega fue acusado en cortes de Florida en 1988 de narcotráfico y de lavado de dinero y de tener al Cartel de Medellín (Colombia) como aliado para esas ilícitas actividades.

Luego de ser llevado a Estados Unidos, Noriega fue condenado en 1992 por Estados Unidos a 30 años de cárcel por lavado de dinero y narcotráfico, pero solo cumplió 17 años de su sentencia por “buena conducta”.

Luego de pagar su pena por narcotraficante, Noriega fue trasladado a Francia, donde lo esperaba una sentencia de siete años por lavado de dinero, la cual cumplió hasta el 11 de diciembre de 2011.

Noriega pagaba en Panamá tres sentencias -de 20 años de cárcel cada una- por la muerte de Spadafora, el asesinato de mayor Moisés Giroldi -líder de una rebelión- por los soldados muertos en la revuelta. Las sentencias no son acumulables por lo que solo debió cumplir la máxima de 20 años.

La justicia panameña además lo procesaba por otros tres asesinatos, por los cuales ya no será juzgado.

Durante su operación para extirparle el tumor cerebral detectado hace unos seis años, el general sufrió un derrame y para tratar de lograr su recuperación, los doctores probaron con un coma inducido.

La noche de este lunes a los 83 años de edad Manuel Antonio Noriega, el llamado “hombre fuerte” de Panamá, murió por complicaciones de la operación en el cerebro.

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