Promesas difíciles de cumplir

“Una cosa son las campañas y otra es la presidencia”, dicen algunos cínicos. Y, hasta ahora, es frecuente que tengan razón.



El propio electorado es un tanto incrédulo al respecto. “Con que cumplan una parte de sus promesas, ya nos daremos por bien servidos”, dicen algunos. El tema, sin embargo, es cuando se encuentran promesas difíciles de cumplir. Que no todo es asunto de buena voluntad.

Recientemente vi en las redes sociales una explicación sobre la manera de ser de Andrés Manuel. López Obrador. Decían: es un excelente político y un mal tecnócrata. No es solo una referencia al modo como tradicionalmente se han dividido los miembros del PRI, en bandos de Políticos (Echeverría, Peña Nieto) o Tecnócratas (De la Madrid, Cedillo). Se trata de un modo de ser, en que para los políticos, todo es cosa de voluntad política y para los tecnócratas, todo es cosa de números y técnicas.

De ser así, es de explicarse que para Andrés Manuel solo le interese la voluntad política y no los molestos números. Algunos ejemplos:

Cuando se dice que bajar los salarios de los empleados públicos hará que personal muy calificado abandonará el Gobierno, la respuesta de AMLO es que hay muchos dispuestos a trabajar sin sueldo con tal de hacerle bien a la Patria. ¿De verás son muchos? ¿Cuántos funcionarios trabajarán sin sueldo en su administración? Sí, algunos ricos como Alfonso Romo pueden darse el lujo de trabajar por años con AMLO sin cobrar. Pero ¿queremos un gobierno de ricos? Dudo que ese sea el objetivo de MORENA. O, tal vez, habrá jubilados con pensiones decorosas que ya no necesitan más ingresos. ¿Habrá el número suficiente?

Sí, puede darse que algún partido tenga miembros que den su tiempo sin cobrar. Lo hizo el PAN por muchos años e incluso, en sus épocas gloriosas, prohibía a sus candidatos triunfadores en puestos de elección, recibir sueldo del Gobierno y hubo algún expulsado por ese motivo. Pero para un trabajo de tiempo completo, con horarios exigentes como tienen los altos funcionarios de la administración federal, será difícil encontrar personas con responsabilidades familiares y sin capital, dispuestos a trabajar sin sueldo. Al menos no las decenas de miles de altos funcionarios que requiere un gobierno moderno.

Otros ejemplos: Dar lugares en las universidades a todos los que lo soliciten. Y dar el pase automático como se hacen en primaria y secundaria. ¿De donde saldrán profesores suficientes para ese alumnado adicional? ¿Y cómo se les va a pagar sin aumentar el presupuesto? Sí, saldrán de los supuestos 500,000 millones que cuesta la corrupción, nos dicen. Pero, solamente con el ferrocarril maya, la nueva refinería y la adecuación de las antiguas, más cualquiera de los aeropuertos que se proponen, ya se gastaría más que esas cantidades.

La propuesta de no subir impuestos ya empezó a modificarse. Nos dicen ahora que solo subirán en proporción a la inflación. O sea que, si llegamos a las inflaciones que hemos tenido en el pasado, podríamos estar esperando aumentos muy sustanciales. Seguramente, para poder cumplir al menos una parte de las promesas, será muy difícil evitar exprimir al contribuyente cautivo.

Cumplir la promesa de justicia para víctimas y sus familiares y a la vez dar amnistía a los criminales, parece ser una misión imposible. Por otro lado, suponer que la violencia se reduzca solo mejorando las condiciones sociales, puede funcionar a largo, larguísimo plazo. Pero no rápidamente. No en un sexenio. Y, otra vez, no es claro de donde saldrán los recursos para ese plan.

La desconcentración del Gobierno Federal es una noble aspiración. Lo que no está claro es cómo se pagará la movilización de centenas de miles de empleados federales, como pagarán sus hipotecas pendientes en la CDMX, quién les prestará para adquirir nuevas viviendas en su lugar de destino. Ni tampoco cómo se evitará el encarecimiento de la vivienda en los lugares de destino, que no pueden absorber fácilmente a decenas de miles de familias en cada población. Todo ello, con salarios recortados. Tampoco es claro cómo encontrarán empleo los miles de empleados de confianza que el gobierno federal quiere desemplear.

No dudo de la voluntad de AMLO, aunque no puedo decir lo mismo de muchos de sus colaboradores. No dudo de que haya muchos en MORENA con buenas intenciones. De lo que dudo es de su capacidad para entender la complejidad de los retos a los que se enfrentarán. Dudo también de sus capacidades para dar números congruentes para cumplir todas las promesas que han hecho. Habrá que esperar para ver los hechos.

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