Los sindicatos en tiempos de la 4T

Después del cambio en poderes en México, en el que entró un nuevo partido a gobernar se han abierto oportunidades en varios ámbitos, uno de ellos, los nuevos sindicatos que pretenden desplazar el monopolio de las cúpulas sindicales priistas.


Sindicatos en la 4T


En México, la imagen de los sindicatos se ha visto manchada debido a la forma de negociar beneficios para sus agremiados o, a veces, en favor de los intereses de los líderes. Existen sindicatos que resuelven sus problemas por la vía pacífica; pero otros han trascendido por sus radicales formas de querer resolver sus peticiones.

El objetivo de un sindicato debería basarse en proteger y mejorar las condiciones laborales de sus agremiados por medio de la constante negociación con el patrón. Y si bien, los sindicatos velan por los beneficios de los suyos, a veces en su lucha por “defender sus derechos” afectan los de otros.

En el marco de la legalidad un sindicato se encuentra permitido en el artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el que indica que “los obreros tendrán derecho para colegiarse en defensa de sus intereses formando sindicatos”.

Nueva administración, nuevos sindicatos

Desde la campaña presidencial y ahora como jefe del ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador, ha sostenido que va a mantener un total respeto a la autonomía de los sindicatos.

El pasado 13 de febrero nació un nuevo sindicato de tinte morenista, la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT) encabezada por el exlíder minero, Napoleón Gómez Urrutia.

En un artículo de opinión publicado en el diario La Jornada, el líder sindical y senador de la República indicó que, frente a los nuevos desafíos de 2019, es importante “recuperar los derechos de la clase trabajadora, que durante más de 30 años fueron agredidos por una complicidad de autoridades políticas, empresarios negados a la justicia social y sindicatos que habían perdido su autenticidad como representantes de los trabajadores”.

Con respecto a la creación de la central sindical, López Obrador reiteró su compromiso de no intervención por parte del gobierno en la vida interna de los sindicatos.

“Libertad total, democracia sindical, no intervención del gobierno en la vida interna de los sindicatos, no impedir la asociación, que los trabajadores se puedan agrupar libremente”, aseguró.

Por otra parte, en abril pasado, un grupo de 500 trabajadores de Petróleos Mexicanos (Pemex) anunciaron la creación de una nueva central gremial disidente del sindicato encabezado por Carlos Romero Deschamps, quien cuenta con una denuncia penal por parte del Movimiento Petroleros Activos que lo acusan, entre otras cosas, de enriquecimiento ilícito y defraudación fiscal.

A decir de los integrantes del nuevo sindicato, Petroleros de México (Petromex), buscan eliminar el monopolio de 80 años del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM).

El sindicalismo en tiempos de la 4T

La actual administración todavía ni cumplía sus 100 de gobierno, cuando se tuvo que enfrentar a las demandas de las cúpulas sindicales. En ambos casos, la encargada dela Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde, se mantuvo al margen de las negociaciones.

En enero pasado, los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) mantuvieron bloqueadas las vías del tren en varios municipios del estado de Michoacán en demanda de pagos atrasados y plazas.

Los bloqueos se levantaron 28 días después, y según la Confederación de Cámaras Industriales de México (Concamin), los bloqueos dejaron pérdidas de 30 mil millones de pesos.

Por su parte, tras 93 días de paro total de labores en la UAM por parte del Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma Metropolitana (SITUAM) que demandaban un 20% de aumento salarial, finalmente llegó a su fin el 4 de mayo.

De un 3.1% que ofrecían las autoridades universitarias, acordaron el incremento salarial del 6.45% y el pago total de los salarios correspondientes a los meses que duró la huelga.

La huelga dejó sin clases a 58 000 a la comunidad universitaria y, además no se pudo emitir la convocatoria correspondiente para el ingreso a esa casa de estudios.

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