El trabajo es un don

El trabajo es un don de Dios

El trabajo acompaña inevitablemente la vida del hombre. Y es mediante el trabajo que aparecen y se conocen nuestras capacidades, el significado del esfuerzo, de la responsabilidad, los valores, la necesaria retribución, pero también las órdenes diversas, el ajetreo, el ansia, los problemas, la fatiga, la debilidad. Estas últimas manifestaciones muy comunes de la gran lucha de toda persona y que forman parte de la existencia; signos que llegan a mostrar tantas veces que el peregrinaje de la vida no es fácil.



Es en las circunstancias actuales, la persona está siendo relativizada a un medio de producción, a una ganancia, al incremento de números, donde a costa de su ingreso se le está atacando continuamente contra su dignidad, derechos y su manera habitual de buen obrar.

Es triste observar, que las dinámicas económicas de hoy, tan aceleradas y desgastantes, propician que el modelo de familia se vea acorralado, Dios mismo también, la dignidad del hombre, su libertad hacia el bien, y en consecuencia esté surgiendo con mayor frecuencia el alejamiento a la verdad última sobre la existencia: Cristo.

No todo es y debe ser así. La Sagrada Escritura, ofrece una palabra profunda que da mejores senderos y que siempre recuerda que el trabajo diario no tiene por que ser un castigo o una maldición.

El trabajo es un don de Dios, y por ello toda fuente de trabajo debe ser testimonio de la dignidad del hombre, de su humanidad, de su desarrollo personal y profesional, de la relación de hijo que uno tiene con Dios y por tanto de su dominio sobre la creación.

Y lo anterior, es algo que no deben olvidar las empresas, los grandes corporativos, los empleadores, las áreas de recursos humanos, puesto que el trabajo al ser don, es fuente de recursos para que toda persona pueda tener una vida digna, con decoro y un medio para santificarse y santificar a la sociedad en la que se vive.

Ante las vicisitudes del trabajo, de la vida misma, cuando sintamos que no tiene mayor sentido esa labor que se realiza, pensemos en Cristo, en su Palabra, Él nos calma y nos llena de esperanza. No claudiquemos en el acercamiento al Padre. Confiemos en su palabra porque en Él nuestras fuerzas se restablecen, nuestros ánimos, nuestras alegrías. Él es peregrino con nosotros por los caminos del mundo, El es la respuesta a las preguntas de fondo que caracterizan el recorrido de la existencia humana.

El trabajo es una realidad redimida y redentora, una realidad santificable y santificadora. Hagamos que así sea!.

 

@yoinfluyo

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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