4 historias de la diáspora venezolana en México

Ya sea por motivos políticos o económicos, estos cuatro venezolanos llegaron a nuestro país en busca de una mejor calidad de vida. En México han encontrado una casa, pero mantienen su anhelo por volver, algún día, a su patria.

 

La crisis económica, política y social que vive Venezuela, ha provocado la salida de cientos de miles de personas a diversos países europeos y americanos, ya sea para buscar mejores condiciones de vida o para encontrar refugio ante la persecución que ha emprendido el gobierno de Nicolás Maduro, contra líderes opositores.

Se calcula que más de 30 mil venezolanos radican en México. Aquí te presentamos la historia de cuatro de ellos, que han visto en nuestro país el lugar ideal para buscarse una nueva vida, en espera de un cambio de régimen.

 

Martín Paz, 32 años
Activista y ex concejal del municipio de San Cristóbal, en el Estado del Táchira

Muchos venezolanos hemos llegado a diversas partes del mundo huyendo de algo. Algunos han huido de la crisis económica, otros han huido del hambre, otros de la inseguridad o de la falta de medicinas. Muchos jóvenes han huido de la falta de oportunidades, o de la imposibilidad de tener un futuro en Venezuela, debido a la crisis tan profunda en todos los aspectos.

Quienes huimos por la crisis política, lo hicimos justamente porque levantamos nuestra voz en algún momento contra la dictadura, para defender los derechos políticos y sociales de los venezolanos y por defender una democracia muy sólida que fue bandera de América Latina por muchos años, y que a raíz del chavismo se vino abajo.

Nosotros, como muchos otros jóvenes, alzamos nuestra voz dentro de la constitución y el marco de derecho. En 2015, con mi compañero el concejal José Vicente García, quien está preso en Venezuela, hice una huelga de hambre en El Vaticano. Ese fue el punto más importante de una lucha de más de 10 años por los derechos políticos de los venezolanos.

Fui perseguido, fui amenazado y fui sentenciado, sin juicio, por el Presidente de la República, Nicolás Maduro y por el grupo que gobierna hoy Venezuela.

No me tocó otra que decidir entre la cárcel, la muerte y el exilio. Por mi familia, por mi hijo, porque tengo responsabilidades y porque creo que puedo seguir luchando desde afuera por Venezuela, estuve un mes en clandestinidad en Colombia hasta que tomé la decisión de venir a México a buscar un futuro para mí y para mi familia.

Quienes salimos de Venezuela por persecución no estamos presos como muchos de nuestros compañeros, pero tampoco estamos libres. Porque de todo el planeta tierra hay un lugar al que no podemos entrar y ese lugar es nuestra casa.


María Alejandra Rivera, 25 años
Luchadora social. Su esposo es preso político en Venezuela

Yo era activista por los derechos humanos cuando residía en Venezuela. Mi esposo, José Vicente García, es preso político del régimen venezolano desde hace 19 meses. Tengo un hijo de cuatro años y vivo en México desde hace 2 años.

Mi esposo fue concejal de nuestra ciudad, San Cristóbal, en el estado Táchira, y nunca se detuvo al denunciar las injusticias que cometía el régimen. En una ocasión, junto a Martín Paz, llevó a cabo una huelga de hambre en el Vaticano y cuando regresó a Venezuela se dio cuenta que se había emitido una orden política de arresto. En ese momento decidimos salir del país y llegamos a México.

Tiempo después volvimos a Venezuela; sin embargo, seis meses más tarde, mi esposo fue arrestado afuera de nuestro hogar de forma violenta, usando granadas y armas.

Mi esposo cuenta con una boleta de excarcelación, desde hace 17 meses, ya que no existen los suficientes elementos para privarlo de su libertad. Aun así, él sigue preso.

La situación en mi país es tan grave que él no tuvo siquiera un proceso legal y yo me enteré de su arresto por medio de fotografías publicadas en redes sociales. Fue un momento bastante difícil que afrontamos en familia, ya que pasaron cinco días sin que yo tuviera conocimiento del lugar en el que estaba.

Tomar la decisión de venir a México ha sido muy difícil, pero tengo que ver por el bienestar de mi hijo, ya que en mi país se vive una crisis humanitaria en todos los aspectos. México nos ha recibido con los brazos abiertos y, aunque estoy empezando desde cero, trato de materializar que en un futuro volveré a estar con mi esposo.

Sin embargo, es complicado saber que no lo veré a él ni a mi familia en un tiempo y que mis seres queridos padecen la escasez que se vive en Venezuela. Mi país no es lo que era antes.

Para que las cosas mejoren en Venezuela es necesario un cambio de gobierno, un cambio de sistema. Los venezolanos necesitamos seguridad en todos los sentidos: salud, trabajo, oportunidades. Necesitamos una vida digna.


Reinaldo Díaz, 30 años.
Ex alcalde de El Hatillo, municipio del Estado de Miranda.

Vine a México a realizar algunas gestiones en el Congreso para que los legisladores aplicaran las mismas sanciones que son vigentes en Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea y Panamá, contra los funcionarios que sostienen la dictadura.

Cuando el Senado mexicano aprobó un acuerdo exhortando a las autoridades mexicanas para que aplicaran estas sanciones, fui señalado como un traidor a la patria. Me enteré que no podía volver a mi país cuando mostraron mi rostro y una orden de captura, en el programa de televisión abierta ‘Con el Mazo Dando’, que conduce el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela.

Lamentablemente no existe un Estado de Derecho en Venezuela y no existe el debido proceso judicial. Únicamente se da la orden y los cuerpos de seguridad del Estado ejecutan el mandato.

Cuando me vine a México a trabajar, lo hice porque este país tiene mucha influencia en América Latina, sobre todo por sus políticas internacionales, sus relaciones con otros aliados y su capacidad económica. Jamás pensé que vendría aquí por tiempo indefinido, al menos hasta que acabe la dictadura.

En Venezuela dejé todo, yo aquí formalmente no tengo nada. Algunos familiares se quedaron en el país, otros salieron a España o a Panamá. Afortunadamente, he tenido la oportunidad de conocer a gente que me ha apoyado en todo momento, pero quisiera volver a ver a mis papás y a mis amigos que también tuvieron que salir de Venezuela.

Mi novia vino a estar conmigo en México y estamos a la expectativa de ver si podemos regresar o tendríamos que quedarnos aquí. Lo vemos complicado, pero puede que un punto en el que la presión de la comunidad internacional diga: ¡Ya basta!

Lo que más extraño es poder levantarme todos los días a servir a Venezuela, aportar algo a mi municipio y verlo crecer. Quiero volver y ejercer el servicio público que me quitó la dictadura. Quiero volver a ayudar a la gente y, sobre todo, quiero recuperar mi país.


Franklin Damián Altuna, 60 años.
Músico y abogado

Antes de salir de Venezuela formaba parte de un equipo de abogados que llevaba el caso de tres jóvenes asesinados. En el momento que di declaraciones, enviaron a la policía secreta, (Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional). Recibí dos amenazas de muerte y, a la tercera, decidí salir del país, aunque sólo tenía 300 dólares.

Vivía en Caracas, Venezuela. Soy abogado con una especialidad en derechos humanos y laboré como asesor en el Foro Penal Venezolano, donde atendíamos casos penales de víctimas de la injusticia.

Además de ser abogado, soy músico profesional. Toco el piano desde los siete años y tengo una amplia carrera musical; he ganado títulos y preparación.

La música fue lo que me trajo a México, ya que tengo una amiga que toca en la filarmónica de la Universidad Autónoma de México que fue quien me informó de un concurso que se llevaría a cabo en Torreón. De esta manera es como arribo a México, el 4 de marzo de 2018, para participar en el concurso.

Al salir de Venezuela no dejo nada atrás, ya que no voy a dejar de ser venezolano, mi patrimonio está a mi nombre por lo que no perderé mis cosas. Una vez que este asentado en México traeré a mi esposa, Milagros Mujica y a mis hijos, hoy en día el estado de necesidad es tal que tengo que concentrarme en lograr mis objetivos.

Las oportunidades de trabajo como chelista se irán abriendo conforme fortalezca mi condición musical, me dedico a estudiar y no tengo tiempo para ponerme triste ya que la modernidad y tecnología han permitido que yo no me sienta solo porque estoy en constante contacto con mis seres queridos.

En México tengo personas que me respaldan, he recibido apoyo de personas mexicanas y mucha ayuda de personas que no estaban en el plan.

A Venezuela lo atrapó un gobierno falso, irresponsable y que ha hecho mucho daño con propuestas falsas, hay personas que han muerto por la escasez que se vive y muchas otras se han suicidado, yo no puedo quedarme en mi país cuando la policía ya me ha amenazado de muerte.

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