Círculo vicioso: escasez de oportunidades provoca fuga de talentos

Un estado competitivo es aquel que genera, atrae y retiene el talento e inversión, lo que se traduce en mayores y mejores posibilidades de bienestar para sus habitantes.


Falta de oportunidades en México


En la Ciudad de México se vive un fenómeno de movilidad que ya se ha convertido en algo cotidiano. A diario se realizan miles de traslados del estado de México a la capital del país por cuestiones laborales, escolares o mejor atención en servicios.

Según la encuesta “Origen de Destino en Hogares de la Zona Metropolitana del Valle de México” del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que recabó información de 59 municipios del estado de México y uno de Hidalgo, diariamente 14.68 millones de habitantes se desplazan a la capital el país.

¿La razón?, la falta de oportunidades en su lugar de origen.

La Ciudad de México ocupa el primer lugar a nivel nacional como la región que brinda mayores posibilidades de bienestar para sus habitantes, según el Índice de Competitividad Estatal 2018 (ICE) que realiza cada dos años el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

En dicho estudio, el IMCO destaca los retos y oportunidades para lograr competitividad en cada uno de los estados de la República Mexicana.

El Índice de Competitividad Estatal (ICE) define la competitividad como “la capacidad de las ciudades, estados o países de generar, atraer y retener talento e inversiones”.

En ese sentido, puntualiza, que tanto el talento y como la inversión tienden a desplazarse hacia lugares donde es posible obtener mejores oportunidades económicas y sociales.

El dicho anterior lo comprobamos, ya que los mexiquenses cuya entidad se ubica en el lugar 24 del ICE 2018, diariamente se movilizan a la Ciudad de México en busca de mejores oportunidades.

Un estado atractivo para el talento y la inversión, es un lugar en el que se puede esperar un alto nivel de productividad en las empresas y en las personas, además de altos niveles de prosperidad y bienestar.

En el ICE 2018, se clasificó a los estados en una de las seis categorías según la calificación que obtuvieron: alta, adecuada, media alta, media baja, baja, y muy baja.

Sólo la Ciudad de México calificó con categoría de competitividad “alta”; Querétaro, Nuevo León y Aguascalientes con “adecuada”.

Mientras que los estados menos competitivos son encabezados por Chiapas con calificación como “muy baja”; le siguen con competitividad “baja” Guerrero, Oaxaca, Michoacán y Veracruz

En el ranking de competitividad global 2018 del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), México se ubicó en el lugar número 46 de un total de 140 naciones. En términos visibles, retrocedió dos posiciones con respecto al 2017, pero el gobierno federal aclaró que el nuevo informe no puede compararse con los reportes anteriores ya que cuentan con metodología diferente.

 

¿Cómo se evaluó la competitividad de los estados?

En el estudio, se consideraron 10 factores asociados para medir la competitividad en cada entidad, entre los que consideran la existencia de un sistema de derecho confiable y objetivo; la relación sustentable y responsable con el medio ambiente; la calidad de vida de los habitantes en el ámbito de la inclusión, educación y salud.

El ICE 2018 también cuantificó el potencial de los sistemas políticos estatales para ser estables y funcionales; el nivel de eficiencia y eficacia de los gobiernos; el acceso y uso al internet, a los servicios financieros y a las vías físicas de comunicación; tanto aéreas, marítimas o terrestres.

Asimismo, también mide el nivel de dos de los factores clave para la competitividad: la eficiencia del trabajo, específicamente, las condiciones necesarias para el correcto desarrollo de trabajadores y empleadores; y una economía estable en la entidad.

En el proyecto del Instituto Mexicano para la Competitividad, además consideró el vínculo que los estados mantienen con el exterior, con miras al turismo internacional y el flujo de capitales; así como la capacidad de innovación en los sectores económicos.

 

Pero, ¿en qué fallan los estados más competitivos?

De los 10 subíndices que considera el Instituto Mexicano para la Competitividad para calificar el nivel de competitividad de las entidades federativas, hay algunos rubros en los que tienen que mejorar los estados mejorar calificadas.

A continuación presentamos los subíndices que tienen que mejorar cada una de las entidades, así como la posición en la que se ubican de un total de 32.

A pesar de que la Ciudad de México obtuvo el primer lugar en el Índice de Competitividad Estatal, tiene que trabajar en un sistema de derecho confiable y objetivo pues se ubica en el lugar 26; asimismo tiene que poner especial atención en brindar un sistema político estable y funcional ya que se posiciona en el antepenúltimo sitio.

En Querétaro se mantiene un aparente equilibrio, en siete de los indicadores se posicionan entre los 10 primeros lugares. Pero llama mucho la atención que el rubro que concierne a un sistema de derecho confiable y objetivo pasó del lugar número 12 –en la edición pasada del ICE– a la posición 21.

En el estado de Nuevo León es necesario trabajar varios aspectos, el más importante es de la garantía de un sistema de derecho confiable y objetivo, es decir, debe generar las condiciones idóneas para prevenir, perseguir, sancionar y reinsertar socialmente a los que alguna vez delinquieron. En ese sentido, dicho subíndice considera los delitos, denuncias y percepción de seguridad que se registraron en la entidad. En dicha variable ocupa el lugar número 25.

En Aguascalientes, es recomendable revisar su sistema político para que sea considerado estable y funcional, pues se posiciona en el lugar 14 de la tabla.

En lo que respecta al estado de Coahuila, hubo gran avance en uno de los aspectos más importantes para la atracción de talentos e inversión: una economía estable. En la edición anterior del ICE se ubicaba en el lugar 22, ahora subió al lugar 15.

 

Chiapas, la entidad menos competitiva

En los casos anteriores los grandes retos no implican más que el compromiso de los gobernantes para lograr o mantener el nivel de competitividad en sus entidades. En cambio, los estados que a continuación presentamos, tienen mucho que trabajar para terminar con la falta de oportunidad en las comunidades.

Con respecto al nivel de competitividad, Chiapas obtuvo 27.66, la peor calificación en el estudio que realizó el IMCO. En tres de los 10 subíndices a considerar, ocupa el último lugar: el mercado de factores; y la innovación de los sectores económicos.

El indicador que llama mucho la atención en el estado del suroeste del país y que es una de las entidades más biodiversas, ocupe el último lugar en el manejo sustentable del medio ambiente. Es decir, la capacidad para relacionarse de manera sostenible y responsable con los recursos naturales y su entorno es la más baja en México.

En el estado de Guerrero, todas las variables se posicionan en los últimos lugares de la tabla. Inclusive, se aprecia que en comparación con la anterior versión del ICE, pasó del lugar 17 al 26 en el aprovechamiento de las relaciones internacionales.

En Oaxaca no se ve ningún esfuerzo por lograr que la entidad sea un lugar competitivo, las posiciones se mantienen casi igual a las de la edición pasada del Índice de Competitividad Estatal.

 

La información es poder

En un ejercicio por parte del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) para informar a los ciudadanos sobre lo que pueden –y deberían– exigir a sus gobiernos estatales en los ámbitos de finanzas públicas, energía, educación, salud, digitalización y uso de herramientas electrónicas, cada dos años publica el Índice de Competitividad Estatal (ICE).

En la edición de 2018, el ICE se difundió con el título “El Estado, los estados y ¿la gente?” y bajo el lema “Metamorfosis para los gobiernos estatales” destacan la importancia de la creación y, sobre todo, la organización de la información por parte de los gobiernos, con miras a mejorar las condiciones de vida de sus gobernados.

“Las políticas públicas que implementamos a nivel local no pueden continuar inspirándose en buenas intenciones, tienen que inspirarse en datos duros que retraten los obstáculos que debemos afrontar”, subraya el IMCO.

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