La utilidad de la culpa

La culpa es un auto reproche moral: hice algo mal cuando podría haberlo hecho diferente. Esto está bien. Lo malo es cuando nos hace sentir indignos, porque entonces no permite la corrección, sólo deja espacio para el castigo.


Castigo y corrección


Nos sentimos culpables cuando no hacemos lo que nos hemos propuesto, cuando rompemos una norma que hemos interiorizado como válida, cuando nuestra reacción es desproporcionada, o bien cuando por la impulsividad nos lleva a cruzar ciertos límites marcados. Al cruzarlos, surge un sentimiento de culpa.

¿Qué es en si la culpa? ¿Es algo negativo o puede ser útil en nuestras vidas?

El sentimiento de culpa es considerado como una emoción negativa que, si bien a nadie le gusta experimentar, lo cierto es que es necesario para la correcta adaptación a nuestro entorno.

La culpa es un auto reproche moral: hice algo mal cuando podría haberlo hecho diferente. Esto está bien. La dificultad surge cuando la culpa nos hace sentir indignos, porque entonces no permite la corrección, solo deja espacio para el castigo.

Para ello es necesario ser honestos, reconocer nuestro error y, basados en nuestra dignidad, actuar con humildad.

Cuando la culpa brota de un pensamiento crítico, genera autocastigo. Uno se siente mal y encima te castigas, te atrapas en un espirar de culpa y castigo que no conduce a nada.

La culpa nos avisa de que hay algo que arreglar. Si estás dispuesto a verlo, dialogar y aclararlo, vas por buen camino. Darse cuenta es bueno; es la base para cualquier cambio positivo: la culpa permite reconocer nuestras faltas, permite un intercambio, un respeto al otro.

Imagina que no existiera este sentimiento. Nos haríamos daño unos a otros, sin darnos cuenta, sin arrepentirnos y menos aún, nos perdonaríamos entre nosotros. No sentiríamos empatía por los demás.

Por lo tanto, el sentimiento de culpa es completamente normal y en realidad es adaptativo; ayuda a que puedas mantener las relaciones personales con tus familiares y amigos. No debe ser exagerado, frecuente o sin motivo alguno, ya que se convierte en un obstáculo para vivir en armonía y tranquilidad.

Te preguntarás, ¿cómo superar la culpabilidad?

– Disculparse: una disculpa sincera puede ser liberadora.

– Examina las situaciones que llevaron a la culpa y atribuye lógicamente la responsabilidad a cada persona. Es decir, aprende a analizar hasta donde fue tu responsabilidad, y hasta donde la de otras personas.

– Elimina las fuentes de culpa o acepta tu comportamiento. Por ejemplo: no visitas ni ayudas a tus padres enfermos. Primero, acepta tu comportamiento y déjalo de ver como algo normal, y segundo, cambia tu forma de actuar y visita a tus padres.

– No busques la aprobación: significa que hagas realmente lo que tú quieres y piensas, que no intentes ajustarte a los deseos de los demás.

– Mira el pasado como algo que no puede cambiarse, pero si del cual puedes aprender.

– Escribe un diario de culpas, para que analices qué tan frecuente es este sentimiento en tu vida diaria.

Pregúntate muy sinceramente si tienes sentimientos frecuentes de culpa, ¿cómo los estás superando? Recuerda: la culpa es útil porque nos permite adaptarnos socialmente y ser empáticos con los demás, pero es perjudicial cuando llega a controlar tu voluntad, o se convierte en una herramienta de manipulación hacia los otros.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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