Nuestra nación demanda unidad

La unidad se resume en la necesidad, admitida y avalada, de conseguir una coincidencia en lo fundamental.


La nación demanda


En materia de política, la unidad dista mucho de ser un sinónimo de unanimidad, pues si bien son términos que se asemejan en su etimología y en su significado, en la práctica es posible la unidad sin unanimidad y también hay casos de unanimidad sin unidad.

Hoy, nuestro país está cada vez más cerca del momento en que deberá demostrar, poniendo en juego su vocación democrática, que está integrado por una sociedad consciente, capaz de mantener unidad en la diversidad a partir del respeto a las reglas y del ejercicio de los derechos y las obligaciones de sus ciudadanos.

Se trata de que cada ciudadano acepte sumarse a una unidad en la que, con conciencia y responsabilidad, sepa que él y cada uno de los demás hará frente a los intentos de cooptación, de polarización y de división. Que ninguna persona admita gato por liebre y que, a pesar de que desde ciertos púlpitos se habla de ciega adhesión o confrontación, sea capaz de imponer sobre esos conceptos su libertad de decisión.

En esta época en que nos enfilamos hacia unas elecciones que México necesita copiosas y libres, la unidad no debe concebirse como una forma de aplaudir sin motivo ni en venganza de nada o de nadie. No es actuar, dicen los abuelos, como los perros de rancho, donde sólo el primero sabe por qué ladra, pero acaban ladrando todos. Es tomar decisiones firmes y razonadas.

Unidad es la capacidad de todos, cada uno desde su independencia y su libre albedrío, de tener un foco cívico común, una finalidad que se resuma en la búsqueda del bien común, en el beneficio de todos y el reconocimiento de los esfuerzos de todos; en el trabajo coordinado en favor de la seguridad, contra la pobreza, por el bienestar económico y el bienser espiritual.

No se trata de encumbrar o de destronar a nadie, se trata simplemente de hacer valer las leyes que nos hemos dado, de fortalecer nuestra democracia mediante el restablecimiento de un sistema de contrapesos, hoy sometido a golpeteos desde diversas trincheras, que impida el saqueo desde la cumbre o desde la base.

La unidad se resume en la necesidad, admitida y avalada, de conseguir una coincidencia en lo fundamental. Y hoy, lo fundamental es devolver a nuestro país las herramientas de las que, paulatinamente, está siendo despojado en pos de un destino controlado desde la silla más alta de la nación, so pretexto de una transformación que cada vez más demuestra ser retrógrada y que diariamente crece en capacidad de devastación y anulación de avances.

Hoy, México demanda de la unidad de los mexicanos, para revertir el daño infligido de manera premeditada y para preservar, más allá de signos, colores y grupos, la riqueza con la que aún cuenta el país.

La responsabilidad fundamental, en este momento, consiste en entender la necesidad de actuar, consiste en tomar la decisión de votar el próximo junio y de hacerlo en conciencia, por un México maduro, sólido y sin espacio para absolutismos.

 

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