Abrir la economía o no abrirla

En una encuesta mediante mi Twitter, en la que participaron 2 mil 865 personas, pregunté si consideraban que los datos de contagios y fallecidos de COVID-19 son verdaderos o falsos, el 9% contestó que verdaderos y el 91% que falsos.


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Pasé junto a una pequeña construcción y vi a los albañiles trabajando sin mascarillas y juntos, les pregunté por qué no usaban cubrebocas y les dije que podían contagiarse de coronavirus. La respuesta fue “eso es invento del gobierno”.

En una encuesta mediante mi Twitter (@luispazos1), en la que participaron 2 mil 865 personas, pregunté si consideraban que los datos de contagios y fallecidos de COVID-19 son verdaderos o falsos, el 9 por ciento contestó que verdaderos y el 91 por ciento que falsos.

Difícil resolver un problema cuando un gran número de habitantes perciben, lo sean o no, como falsos los datos y soluciones que da el gobierno, y cuando su máxima autoridad, el presidente, no acata las normas que pide cumpla el “pueblo”, como usar mascarillas y no salir de casa.

Ante esa situación de incredulidad generalizada de los planes del gobierno para combatir la pandemia que nos agobia, nos preguntamos si es momento adecuado para abrir la economía, haciendo a un lado el falso dilema de qué es más importante, “salvar vidas o la economía”.

Le pregunté a un joven empresario, si consideraba que es tiempo de abrir las empresas, me dijo que cerrarlas fue una medida temporal adecuada, pero no debe alargarse más, pues además de que causará la quiebra de muchas empresas y un desempleo inimaginable, pues millones de mexicanos que trabajan en la informalidad y son auto-empleados, casi no tienen ingresos. Situación que llevará hambre y desesperación a muchos hogares, que causará violencia, que salgan de sus casas a buscar como subsistir, lo que puede aumentar los casos de coronavirus.

Una empresa que cumpla con la sana distancia, usen mascarillas, caretas y lavado de manos, es tan o más segura que la casa de muchos trabajadores que viven hacinados en un pequeño departamento o cuarto, me dijo el joven empresario. El problema en muchas ciudades es el medio de transporte, como el metro en la CDMX, o los camiones en la mayoría de ciudades de provincia. La solución es que los que puedan trabajar en casa lo hagan, decisión de cada empresa, dar acceso a transporte particular o cambiarles horarios, si se puede, para que no viajen todos a la misma hora. “Es tan seguro que trabajen como el quedarse en casa. La condición es que se abra casi toda la economía, no solo las fábricas y comercios que el gobierno considere arbitrariamente esenciales. Si abro y la mayoría permanecen encerrados, no recupero ventas, no puedo mantener empleos ni pagar impuestos”. Me quedo con los argumentos del empresario.

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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