La certeza jurídica y las películas para adolescentes

Ojalá en el área de la legalidad en México sea como una predecible película de adolescentes donde existe certeza de que habrá inversiones, trabajos y prosperidad.


Adolescents vs western


Esta ñora debe confesar un guilty pleasure, un placer culposo, que en los encierros de esta contingencia se ha reforzado: las películas de amor adolescente hechas en Estados Unidos. Esas donde en el high school hay una chica rara estudiosa que no se ve atractiva porque se viste como si le escogiera la ropa su peor enemiga; claro, su peor enemiga es una chica que hace todo lo contrario: explota su físico, su vestuario y de pilón, su riqueza. Por supuesto, está el galán: deportista, siempre; con algún problema escolar que da la oportunidad a la chica rara para acercarse. No falta el ángel guardián que de alguna manera la ayuda para que deje de sentirse rara y se vista mejor, para que en el baile de “graduación” se dé el apasionado beso…

Todas son básicamente iguales, y eso es lo que tranquiliza a esta ñora: sabe cómo va a terminar, sabe cómo se van a mover, se puede reír en la típica escena en la tienda donde la chica rara se prueba seis o siete vestidos, en la cual nunca falta uno lleno de holanes. Hay una certeza.

Es una lástima que la justicia en México carezca precisamente de ese factor que es tan importante y que hasta tiene nombre: certeza jurídica, y que es algo tan simple como la trama de las películas de amor adolescente: se sabe cómo funciona la cosa. En otras palabras, hay leyes, se cumplen y si no se cumplen las consecuencias para los que las incumplen son claras.

Esta ñora ya no quiere entrar en detalles de si las leyes en el país son buenas o no, (¡ni que fuéramos Suecia!), porque lo que a esta ñora le preocupa, por el momento, es que la confianza en que el cumplimento de las leyes, que es la forma civilizada en la que una sociedad convive, está en los suelos. Los hechos de justicia por propia mano como el video de la golpiza a un asaltante en Estado de México se están multiplicando porque estamos hartos de que si se sigue el camino de la ley lo más probable es que no se obtenga justicia.

Lo más grave de las circunstancias actuales es que quien primero le pega duro y continuamente a la certeza jurídica es el me-bajo-de-la-camioneta-a-bailar-con-el-Komander-pero-ni-la-ventanilla-bajo-para-la-gente-que-me-reclama cuando inventa consultas para cancelar proyectos que le caen gordos (las consultas de esa naturaleza ya son ilegales desde 2019, por cierto). Ahora vuelve a amenazar con impedir que se haga una planta de fertilizantes en Topolobambo y sacó un memorándum contradictorio para pedir que se violen leyes con tal de que acá nomás Pemex y CFE cuenten, masquen chicle y tururú, pero en el mismo dice que, por favor, no se viole el “Estado de Derecho”.

Esta ñora ya se ha acostumbrado a usar una moneda y echar un volado para elegir si creer que el ni-mi-gabinete-me-quiere-y-tendré-que-mandar-pedir-otro-currículum-al-INSEN-para-cambiar-a-mi-secretario-de-medio-ambiente está verdaderamente fuera de la realidad y no ve el daño que sus declaraciones hacen porque son peores que las ondas expansivas de la terrible tragedia en Líbano. O eso es lo que quiere, ser una onda expansiva que con toda premeditación, alevosía y ventaja no deje piedra sobre piedra de este país.

A pesar de todo, esta ñora tampoco cree que se le debe cargar toda la culpa al ahora-ordeno-minuto-de-silencio-por-los-muertos-de-COVID-porque-nunca-tuve-un-plan-serio-para-evitar-que-se-murieran. Hay una tradición de que las leyes se cumplan en los bueyes de mi compadre (y si mi compadre es diputado pues que cambie la ley para que lo beneficien) o que la justicia se vincule de tal modo a intereses políticos o particulares que tengas a Lozoya en la sala de su casa viendo películas, mientras un médico de Chiapas que está en actualmente en la cárcel luego de que se quejó por las condiciones y la escasez de materiales con las que laboraban para combatir la pandemia y que tuvo la mala suerte de que se le muriera un “influyente” por esa misma razón.

El camino para lograr esa indispensable certeza jurídica que nos salvará de convertirnos en una versión chafa de las películas con enfrentamientos tipo “western” donde sí había un sheriff; pero la ley de la pistola más rápida era la que imperaba.

Esta ñora sí aspira a que este país se convierta en una predecible película de adolescentes en el área de la legalidad, no sólo porque eso nos asegurará que haya inversiones, trabajos y prosperidad, sino porque el otro escenario es transformarnos en un desolado escenario de los “western” americanos donde no sólo no había progreso, sino que la única ley que imperaba era de la pistola más rápida.

 

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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