Para contrarrestar al populismo necesitamos un nuevo pacto social

“Hay una relación muy directa entre la crisis económica que hemos vivido y la aparición de los populismos, atrapados por los grandes pensadores de segunda división que están gobernando el mundo de hoy”, señaló Javier Solana, exministro del Gobierno Español.


javier solana


El populismo de izquierda y de derecha han resurgido hoy en el mundo globalizado porque los estados fueron incapaces de gestionar la crisis económica de 2008, con ella se abandonó el aliciente de seguir cooperando de forma global; se empoderó el nacionalismo; tampoco se tuvo respuesta ante la disrupción tecnológica y quienes quedaron en el abandono económico; han sido aprovechados por los populistas para tenerlos como su base social fundamental.

Ante este panorama expresado por Javier Solana en el marco del Encuentro Empresarial COPARMEX 2018 que se realizó en la Ciudad de México, el exministro de Cultura, de Educación y Ciencia y de Asuntos Exteriores del Gobierno Español y secretario general de la OTAN de 1995 a 1999, advirtió que el papel de los empresarios como parte integrante y fundamental de la sociedad civil buena, tienen un papel “mucho más relevante que nunca” para, en un nuevo pacto social global, dar forma a la nueva sociedad que emerja.

Durante su intervención en el evento organizado por Coparmex Ciudad de México, el político hispano, quien se dijo “hijo de la Ilustración”, se lamentó de que hemos llegado a estas alturas del siglo XXI, que inició con grandes expectativas; sin embargo, hoy estamos “preguntándonos cómo hemos fracasado tanto y tenemos que volver a hacer una reflexión sobre lo fundamental”.

Agregó que esos valores de la Ilustración “están decayendo, no porque haya otros valores que los sustituyan, sino porque aquellos países y aquellos ciudadanos del mundo que debieron haberlos defendido, no sólo no los han defendido, sino que los han pisoteado”.

Señaló que en Europa, un país “con tradición anglosajona como Inglaterra (…) ha decidido romper una organización como la Unión Europea” con el llamado Brexit, en el momento en que el mundo está tratando de unirse y cooperar más.

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Para quien fue ministro del gobierno de izquierdas encabezado por Felipe González, el día de hoy “estamos volviendo a defender los grandes valores que nos habían hecho tener este camino desde el final de la Segunda Guerra Mundial, la caída del Muro de Berlín, hasta la gran crisis del año 2008, (cuando) se abandonó el aliciente de seguir cooperando” porque en lugar de apoyarse los países mutuamente, cada quien lo hizo desde su propia perspectiva y en orden disperso.

“Hemos dejado atrás muchas cosas muy malas, hemos dejado mucho desempleo en todos los países, y hemos dejado una gran diferencia entre lo que pudiéramos llamar las clases más altas, el 1 por ciento de la sociedad, y el resto en los países; por lo tanto, tenemos un problema serio de cómo recuperar a toda esa gente que se ha quedado atrás, y que al quedarse atrás económicamente, es la que ha sido aprovechada por los populistas para tenerlos como su base social fundamental”.

Reiteró que “hay una relación muy directa entre la crisis económica que hemos vivido y la aparición de los populismos, atrapados por los grandes pensadores de segunda división que están gobernando el mundo de hoy. Por lo tanto, tenemos un grandísimo problema desde esa perspectiva, que debemos saber cómo somos capaces de arreglarlo”.

Recordó que la gran disrupción de la tecnología junto con la crisis generaron un nuevo estado de cosas, “pero, desgraciadamente, cuando nos debimos haber enfrentado con esta etapa nueva, sobre todo con la nueva relación tecnológica, trayendo de nuestra parte los valores de la Ilustración, los valores morales de entonces, ahora estamos arrastrándonos por los sitios del populismo y el nacionalismo”.

De los que, rememoró como decía el expresidente de Francia, Francoise Miterrand, “el nacionalismo es la guerra y el populismo, también, aunque si bien no es una guerra entre países, si lo es entre alguna sociedad”.

El también profesor español advirtió que “la salida de esta situación requiere de un nuevo pacto social, de un compromiso nuevo con un componente nacional, pero también debe tener un componente global”, con toda la complejidad que esto implica porque ahora debemos ser capaces de decidir “cuáles son los elementos con los que en esta sociedad tan vertebrada, tan comunicada, podamos resolver los problemas nacionales sin olvidar que estamos inmersos en un mundo internacional”.

“Este pacto global debe tener, a mi juicio, un elemento muy claro: el ser humano, la persona, tiene que ser el centro de nuestra preocupación. No solamente el puesto de trabajo de la persona, porque el puesto de trabajo de la persona va a cambiar. Lo que hay que hacer es evitar que esa persona que ha perdido el puesto de trabajo, se quede abandonada. Del abandono de esas personas nace lo peor de nuestras sociedades y lo peor que nos puede llevar como estamos ya en algunos de los casos, como estamos en algunos casos hacia regímenes populistas”.

En ese sentido, hizo un llamado a los empresarios a pensar que están adquiriendo un papel más relevante que nunca porque son “un elemento fundamental de dar forma a la sociedad” porque dentro de la misma comunidad hay “sociedad civil buena y sociedad civil mala”, estos últimos como los narcotraficantes o los terroristas.

“Ustedes como miembros de la sociedad civil y como empresarios tienen la obligación de velar también por los bienes públicos globales, aquellos que no los puede ni proveer ni defender ni producir ningún estado. Son bienes que se proveen y se producen globalmente. Y que hay que defenderlos globalmente: el cambio climático, la estabilidad democrática, la democracia, son bienes públicos globales que hay que ser capaces de defenderlos realmente con energía y compromiso”.

Javier Solana dijo que ante la situación global “no tenemos derecho a ser pesimistas. Lo más que podemos estar, es estar perplejos ante la realidad. Pero estar perplejo tiene siempre un sentido de duda. Ser pesimista tiene un sentido de dejadez, de abandono. La perplejidad te hace pensar, te hace preguntarte y, por tanto, te hace contestar”.

Por lo que recomendó: “Sigamos durante unos pocos días estando un poco perplejos y a ver si de esas dudas, de esas conversaciones, de esa perplejidad salen cosas buenas para este país, para esta región y para el mundo en su conjunto”.

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