México; Juan René Silva ¿psicótico o asesino?

El agresor de Catedral ¿psicótico o asesino?

Un juez de control declaró inimputabilidad a Juan René Silva Martínez, agresor del padre José Miguel Machorro Alcalá; en tanto el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de la Ciudad de México citó el jueves a declarar al sacerdote a pesar de que éste se encuentra hospitalizado en terapia intensiva y al filo de la muerte debido a las graves heridas que sufrió con un arma punzocortante.



La Arquidiócesis Primada de México calificó de “vergonzosa, injusta e inadmisible” la declaración de inimputabilidad emitida por el juez de control Alejandro Cruz Sevilla debido a que únicamente se basó en una sola prueba pericial sin haber escuchado a la parte agredida, decisión que tildó de “total indolencia hacia la víctima y una aparente protección de los delincuentes”.

Asimismo, el Arzobispado de México dijo que el envío del citatorio al sacerdote para presentarse el jueves a declarar al TSJ a las 12:30, demostraba una total insensibilidad de la Oficialía Mayor Unidad de Gestión Judicial Número Seis.

Debajo de la manga

En la audiencia en la que se presentó el indiciado Juan René Silva Martínez, el juez de control le cuestionó si deseaba expresar algo, a lo que contestó inmediatamente de manera afirmativa, sin embargo su abogado lo interrumpió para solicitar al juez un receso a fin de asesorar a su representado y evitar que cayera en contradicciones.

Durante la audiencia Silva Martínez estuvo acompañado además de su abogado por una facilitadora y el perito en psiquiatría César Hernández, quien explicó al juez que el inculpado presentaba un trastorno psicótico activo, con síntomas delirantes de grandeza, nihilismo, persecución y pese a ser congruente con palabras, no tenía una conciencia plena de la realidad, por lo que sus palabras carecerían de credibilidad, debido a lo cual no puede ser juzgado en un proceso ordinario.

Acto seguido, el litigante defensor solicitó la duplicidad del término constitucional para definir la situación jurídica del inculpado, a lo que el juez accedió, por lo que será el próximo lunes cuando se realice la audiencia de vinculación a proceso por el delito de tentativa de homicidio calificado.

Cabe señalar que la imputabilidad implica que una persona entiende que su accionar afecta los intereses de otros; por lo tanto, adapta su conducta a dicho entendimiento. Si el individuo carece de esa comprensión, resulta inimputable y, por lo tanto, no es penalmente responsable del daño que causa.

Como medida cautelar el juez giró instrucciones para que el indiciado fuera enviado al Centro Varonil de Readaptación Psicosocial (Cevarepsi), ubicado en la Delegación Xochimilco, en el que permanece la población varonil inimputable como lugar para extinguir su medida de seguridad y como valoración y tratamiento de manera transitoria para pacientes psiquiátricos. Silva Martínez permanecerá en este lugar mientras dure su proceso a fin de recibir tratamiento especializado.

El video lo delata

A pesar de que desde el momento de su detención Juan René Silva Martínez se reservó su derecho a declarar, en un video consta que afirmó estar consciente de la agresión que propinó al padre José Miguel Machorro. Además, personal que lo resguardó la noche en que fue aprendido, dijo que el responsable de apuñalar al sacerdote no mostraba signos de arrepentimiento.

De acuerdo a Isabel Maldonado Sánchez, especialista en derecho penal, en el nuevo sistema penal acusatorio (vigente en la Ciudad de México) se cuenta con un sujeto intermedio que es el Juez de Control que “representa una garantía en los derechos de la víctima y del imputado, lo que significa que siempre debe prevalecer un proceso igualitario. Un Juez de Control que vigilará precisamente en ese punto intermedio, que los iguales contiendan con las mismas posibilidades y contiendan de la manera correcta”.

Juan René Silva Martínez además de contar con un abogado de oficio, será apoyado por la organización civil Documenta, la cual entre sus fines señala que trabaja para fortalecer el sistema de justicia penal y abonar a la construcción de políticas públicas para garantizar los derechos humanos de las personas privadas de libertad y de personas con discapacidad psicosocial.

La Secretaría de Salud define la discapacidad psicosocial como “la limitación de las personas que presentan disfunciones temporales o permanentes de la mente para realizar una o más actividades cotidianas o para ejercer sus Derechos Humanos”. 

El cuñado del agresor al que acompañaba un pariente, llegaron a la sala de oralidad del Reclusorio Oriente antes de que concluyera la audiencia de Silva Martínez. Destacó que el joven que apuñaló a un sacerdote dentro de la Catedral Metropolitana se encontraba en tratamiento y bajo medicación, “él siempre tuvo ese problema, pero nunca atacó a nadie así”, destacó. Sin embargo, reconoció que cuando no tomaba sus medicamentos se ponía violento.

Agregó que Silva Martínez, habla tres idiomas y se destaca por su inteligencia.

Federico Garza Herrera, fiscal general de San Luis Potosí, en una entrevista a Televisa detalló que la Policía Ministerial habló con la mamá del presunto agresor, “la señora se llama María Cenobia Martínez López, ella nos hizo saber que su hijo estaba radicando aquí en la ciudad de San Luis Potosí, que hace aproximadamente dos meses le perdió la huella”. Agregó que su hijo padece de un trastorno y necesita medicamentos, “cuando por alguna circunstancia no toma la medicina algún trastorno le viene” en su comportamiento, comentó el fiscal de San Luis Potosí.

De acuerdo a testimonios de vecinos de Matehuala recogida por Línea Informativa.TV de San Luis Potosí, Juan René Silva Martínez es recordado como un hombre de extrema violencia quien en alguna ocasión agredió a una persona con un trompo de juguete, además de que la gente recuerda los maltratos y golpes que inclusive propició a su progenitora. 

Entre fantasía y realidad

En la carpeta de investigación FCI/ACI/UI-2C/D/0051/05-2017 se incluye la fotografía de un tatuaje que Silva Martínez tiene en el pecho relacionada de un símbolo de un videojuego que representa a la multinacional ficticia Abstergo Industries, fundada por Templarios que intentan controlar el mundo apoderándose de fuentes de conocimiento y asesinando a sus rivales de la Orden Secreta de Hashshashin.

En algunos desafíos del videojuego, como el titulado La Hoguera de las Vanidades, de Assassin’s Creed 2, el objetivo es matar a un sacerdote.

De acuerdo al portal Khronos “más allá del argumento ficticio en el que se basa la famosa serie de videojuegos (de la que ahora ha surgido una película que rebosa errores históricos); en éstos los asesinos son una sociedad que busca la paz a través del asesinato de aquellos personajes que la impiden, cuyos principales enemigos son los templarios, su base de operaciones está en la fortaleza de Masyaf y su gran maestro es un sabio anciano llamado Al-Mualim. Podemos encontrar, pues, ciertas semejanzas con la secta e historia original, aunque con determinadas licencias, como la de perpetuar esa imagen mística de la Orden templaria, cuyo objetivo en el juego es conseguir un arma de control mental. Eso sí, amantes de Assassin Creed, vuestra arma favorita del juego, la cuchilla oculta, sí fue inventada por la secta de los asesinos”.

Renato Garza, médico especialista en Psiquiatría, quien durante años estuvo a cargo de dicha área en el Cereso de Chihuahua, en una entrevista realizada por El Diario mx, publicada el viernes 8 de enero de 2016, señala que los psicópatas son imputables, mientras los psicóticos no.

“El psicópata se conoce como el trastorno antisocial de la personalidad y se caracterizan por tener una conducta antisocial o parasocial desde la infancia, tienen antecedentes de familias desorganizadas o desintegradas, padres alcohólicos, drogadictos y/o madres prostitutas. Pueden aparentar ser normales, de una inteligencia normal o en ocasiones muy superior. Cometen hechos crueles desde la infancia como matar pájaros o a sus propias mascotas”.

Dijo también que este tipo de personas tienen una incapacidad total para introyectar las normas morales y jurídicas del grupo social donde viven, “están en un eterno presente, son como niños grandes que no se sirven de la experiencia, no aprenden de ella; cometen una y otra vez el mismo error aunque vayan a la cárcel salen y vuelven a hacer lo mismo como si fuera una cosa totalmente nueva para ellos”. Una característica muy propia, explica, “es la satisfacción inmediata de cualquier necesidad o apetencia que tengan y si para ello es necesario delinquir, lo hacen. Son muy dados también a las juergas, la buena vida, son seductores, principalmente, aunque los hay con orientaciones sexuales distintas.

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