Feliz Navidad en familia

Feliz Navidad

La Navidad siempre trae felicidad pero la tenemos que desentrañar y aplicárnosla, porque “el que quiera azul celeste, que le cueste”.


 


Azul celeste

Y ¿qué es el azul celeste que nos trae la Navidad? Es algo que conocemos, pero que desgraciadamente por muy diversos motivos, ya no reconocemos.

Con el nacimiento del Niño Dios recibimos el anuncio de nuestra salvación. Dios nos hace ver que el amor que tiene a cada uno de nosotros es infinito y nos quiere cerca para toda la eternidad. 

El nacimiento del Niño Dios nos abre las puertas a una familia santa que podemos disfrutar, la de José, María y el Niño.

En el Niño Dios tenemos un amigo cercano que nos da ejemplo y nos señala el mejor modo de comportarnos. Pero si nos sentimos incapaces, Él mismo nos toma de la mano y nos conduce, si lo dejamos hacer.

Cada Navidad, está revestida de múltiples detalles, algunos más apropiados que otros. Allí hemos de poner nuestro esfuerzo, a veces muy costoso, otras veces no tanto, para encontrar a Jesús Niño y no dejarnos atrapar por los distractores.

Que nos cueste

Encontramos en la ciudad, en las calles y en los establecimientos muchos adornos llenos de luces y de figuras. La novedad nos llama la atención. El esfuerzo de nuestra parte consiste en no quedarnos simplemente con esas imágenes sino procurar que ellas nos lleven a darnos cuenta que la verdadera luz es el mismo Dios. Lograr que de lo próximo, de la luz artificial nos elevemos a la verdadera e imperecedera luz.

Cuando nos encontremos frente a una representación del nacimiento, tratemos de maginar cómo se dio ese acontecimiento en una gruta de Belén, oculta, pobre, pero llena de ternura y asombro ante tal suceso.

Que la costumbre de ir de compras, para regalar a nuestros seres queridos, no nos quite la paz. Por el contrario, que nos lleve a ver que en el hecho de dar a otros estamos emulando todos los dones que recibimos del Niño Dios.

Que los retrasos en nuestros planes, debidos a la multitud que sale a conseguir lo necesario, no nos quite la serenidad y la alegría. Sino que tratemos de contagiar paz y capacidad de sobreponernos a las dificultades, para lograr que esos momentos y circunstancias sean verdaderamente un hosanna a Cristo Jesús. 

Que las reuniones familiares sean un auténtico encuentro que deje una huella de unidad y recuerdo de compañía íntima y entrañable.

Que nos abramos a la generosidad de compartir algo muy nuestro con todos aquellos que carecen de lo necesario.

Y así realmente será una muy feliz Navidad.

 

 

@yoinfluyo

redaccion@yoinfluyo.com

* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

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