El debate de los homosexuales

Los homosexuales y su falso dilema: “si no estás conmigo, estás contra mí”

A estas alturas del debate entre los homosexualistas y aquellos que estamos a favor del matrimonio entre un hombre y una mujer, ya no espero convencer a nadie de que cambie su postura. Desde una perspectiva democrática, tanto unos como otros tienen derecho a pensar y defender las causas que les vengan en gana, siempre y cuando sea en un ambiente de respeto y con apego a las disposiciones legales. Ninguna postura entiende cómo la otra no piensa como ellos, pero habemos unos que, al menos, sí respetamos su derecho a expresarse, sin ofender ni descalificar, porque cuando se acaban las ideas y los argumentos, los insultos y las burlas toman su lugar.


 


El discurso que están manejando los homosexualistas está basado en el falso dilema de: “Si no estás conmigo, estás contra mí”. Desviando el debate al descalificar a los que no piensan como ellos, tachándolos de “homofóbicos”, o sea, en pocas palabras, que si yo, por mi escaso intelecto y prejuicios medievales, creo que el matrimonio tradicional es lo que debe imperar y lo manifiesto respetuosamente, en ese momento ya odio a los homosexuales, ¡hágame usted el favor! Y se envuelven, cual niño héroe, en la bandera del amor para polarizar la discusión y generar división. Sépanlo, homosexualistas, que en el corazón del que les habla y de muchas otras que piensan como yo no hay lugar para odiar a persona alguna; al contrario, les deseo lo mejor; pero desde mi punto de vista, ese “mejor” no incluye que se modifique la naturaleza del matrimonio para satisfacer un capricho en perjuicio de otros, porque eso es lo que es, dicho por muchos homosexuales, ellos no quieren casarse (¿quién en esta época quiere hacerlo?), sólo quieren tener el mismo derecho que los heterosexuales a casarse para no sentirse discriminados.

Con todo y mi ignorancia y mi poco intelecto, me puedo dar cuenta de que para que exista discriminación, los sujetos que son objeto de la discriminación deben estar en el mismo supuesto de los sujetos respecto de los cuales se sienten discriminados. En este debate, los homosexuales no están, por decisión propia, en el mismo supuesto que los heterosexuales. Me explico brevemente: Si un homosexual se presenta ante el juez para contraer matrimonio con una persona de distinto sexo y el juez no lo quiere casar, eso sí sería discriminación; pero si lo hace con una del mismo sexo y el juez se niega a casarlo, eso no es discriminación simple y sencillamente porque está en otro supuesto.

En resumen, no odiamos, sencillamente no pensamos como ustedes. Paz y amor a todos.

 

 

@yoinfluyo

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* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

 

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