México; cardenal Posadas, 24 años

Magnicidio de Posadas, 24 años de opacidad

Era la tarde del 24 de mayo de 1993, el reloj marcaba 15 minutos antes de las cuatro de la tarde, el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, a bordo de un Gran Marquis llegaba al Aeropuerto Internacional de Guadalajara donde recibiría al nuncio apostólico Girolamo Prigione, pero en unos cuantos segundos su vida fue segada por 14 impactos de armas de alto calibre.



Han pasado 24 años del sangriento acontecimiento en el que un príncipe de la Iglesia, a plena luz del día en un lugar público y concurrido fue certeramente asesinado, sin que hasta la fecha se conozca de manera clara qué fue lo que sucedió y cuál fue el motivo del asesinato.

A pesar de ello, la figura del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo sigue cimbrando a la sociedad, que desde ese tiempo hasta ahora continúa doliéndose por ese crimen al cual en todos estos años se han sumado muchos más en todo el país que desde entonces de manera abierta vive en la amenaza del crimen organizado.

Juan Jesús Posadas Ocampo nació en Salvatierra, Guanajuato, el 10 de noviembre de 1926. A la edad de 24 años, el 23 de diciembre de 1950, fue ordenado sacerdote.

Se desempeñó como profesor del Seminario de Morelia, donde enseñó Latín, Filosofía y Teología. A finales de la década del 60, desempeñó el cargo de Vicerrector de aquella Casa de Estudios.

El 21 de marzo de 1970, el Papa Paulo VI lo designó para suceder al primer Obispo de Tijuana, Monseñor Alfredo Galindo Mendoza.

El 28 de diciembre de 1982, el Papa Juan Pablo II lo llamó a ocupar la sede episcopal de Cuernavaca, donde permaneció por poco más de cuatro años.

El 20 de mayo de 1987 fue nombrado octavo Arzobispo de Guadalajara, y el 8 de julio siguiente tomó posesión de la Arquidiócesis tapatía.

El 24 de mayo de 1993 fue asesinado en el aeropuerto Internacional de Guadalajara.

Afable y alegre

Juan Jesús Posadas es recordado por su carácter sencillo, amable y atento. De acuerdo al testimonio recogido por el Semanario, periódico arquidiocesano de Guadalajara, Monseñor Ramiro Vázquez Sáinz, quien fuera su Secretario del Cardenal llegó a Guadalajara con espíritu de fe, viendo que Dios lo mandaba a una misión especial. Sabía que era difícil, porque muchos de los Obispos y Arzobispos son elegidos de sus mismas Diócesis y conocen al Presbiterio y a los feligreses; pero él se ganó a la gente con su actitud amable, siempre con una sonrisa en los labios; a los sacerdotes casi no los conocía, pero siempre se preocupó por saber sus nombres y aprendérselos; además, en poco tiempo trató de ubicar en dónde estaban destinados”.

Estas características fueron el mejor testimonio de su apostolado. Cabe señalar que según el Código de Derecho Canónico, quienes son considerados para ser cardenales deben distinguirse por su sabiduría (doctrina), costumbres (coherencia de vida), piedad (oración y relación experiencial con Dios), prudencia (buen actuar, discernimiento, decisiones acertadas), características por las que seguramente llamó la atención del Papa Juan Pablo II para ser nombrado cardenal.

La razón de ser de los cardenales no es el prestigio o el poder, sino el servicio.

Obras son amores

El cardenal Posadas Ocampo trabajó intensamente por sus feligreses y para que sus hermanos del clero que lo necesitaran estuvieran bien atendidos, por ello destaca la creación del Albergue Trinitario Sacerdotal y el Centro Alberione y estableció la celebración de la Posada Sacerdotal.

Asimismo, solicitó y obtuvo la declaración pontificia del Patronato de la Virgen de Zapopan sobre la Arquidiócesis, y fortaleció la formación permanente del Presbiterio, y convocó al II Sínodo Diocesano, a los pocos días de tomar posesión como cardenal de Guadalajara.

Además, instituyó la Misa del Cardenal en la Catedral de Guadalajara, todos los domingos a las 6 de la tarde.

Más allá de la muerte

El Papa Juan Pablo II designó como su Representante Personal para la celebración de los funerales del cardenal Posadas Ocampo, al cardenal Eduardo Pironio quien en su mensaje expresó que “la figura de tan ejemplar Pastor, que con generosidad y abnegación dedicó su vida al servicio de Dios y de la Iglesia, es motivo de profunda acción de gracias al contemplar la fortaleza de su fe, la fecundidad de su ministerio, la solicitud y amor para con la grey que el Señor le había confiado. Su entrega sin reservas a la misión de hacer presente el mensaje salvador de Jesucristo lo hizo acreedor del cariño de sus diocesanos y del respeto de los hombres de buena voluntad” y continúa: ” (…) Las trágicas circunstancias de la muerte del querido Arzobispo de Guadalajara, junto con otras seis personas, han de ser un apremiante llamado a todos para erradicar tan execrable violencia, causa de tanto dolor y muerte, como es el caso de abominable crimen del narcotráfico” (27 de mayo de 1993, Giovanni Paolo II, Insegnamenti XVI, I, 1993).

Han pasado 24 años del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y en todo este tiempo las “explicaciones” de las autoridades al respecto permanecen en completa opacidad. Lo que en realidad aconteció no ha sido o no ha querido ser relevada. Este magnicidio, que se dio con lujo de violencia en un lugar público a las 15:45 del día, fue una de las primeras grandes manifestaciones de lo que quienes al margen de la ley son capaces de hacer sin que se llegue al fondo de la verdad, lo que ha repercutido en el incremento de la violencia y descomposición del tejido social. A 24 años los mexicanos seguimos esperando respuestas.

@yoinfluyo

sdominguez@yoinfluyo.com


 

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