Pobres, “invitados de Honor” del Papa Francisco

La Iglesia Católica en todo el orbe, ha fijado de manera especial su mirada en los pobres este domingo al celebrarse la I Jornada Mundial de los Pobres, a la que convocó el Papa Francisco, misma que celebró ampliamente en el Vaticano. El Sucesor de Pedro, presidió la Santa Misa, realizó la oración mariana del Ángelus y compartió el almuerzo con 1 mil 500 personas de escasos recursos en el Aula Paulo VI.


Primera Jornada Mundial de los Pobres


El Papa comentó durante la homilía de la celebración eucarística que “todos somos mendigos de lo esencial, del amor de Dios” y por eso extendemos nuestras manos a Él para recibir sus dones. Al comentar el pasaje evangélico señaló que Dios reparte a cada uno ciertos talentos, por eso somos “talentoso” a sus ojos, “por eso nadie puede sentirse inútil, ninguno puede considerarse tan pobre que no pueda dar algo a los demás”, por lo tanto ante Dios ninguno es un descartado y todos tenemos una misión.

No obstante uno de los siervos de la parábola no hizo crecer los talentos, sino que lo que recibió lo ocultó en la tierra, lo que valió que el Señor le nombrara siervo malo y perezoso, la razón fue la omisión, no haber hecho el bien. Ciertamente no había hecho nada malo, pero dijo el Papa, “no hacer nada malo no es suficiente” y señaló que la omisión es el mayor pecado contra los pobres, la cual adquiere el nombre de indiferencia.

Por otro lado, si vencemos la indiferencia y nos entregamos a los demás, somos amigos fieles de Jesús, con quien a Él le gusta estar, afirmó el Obispo de Roma. Indicó que la verdadera fortaleza no son los puños cerrados y los brazos cruzados sino las manos laboriosas hacia los pobres, así se debe de luchar contra todas las pobrezas materiales y espirituales.

Al término de la homilía, cuestionó “¿Qué cuenta para mí en la vida?, ¿En qué invierto?, ¿En la riqueza que pasa, de la que el mundo nunca está satisfecho o en la riqueza de Dios, que da la vida eterna?”

Tras la Misa en la Basílica de San Pedro, durante la oración del Ángelus, el Papa señaló que el siervo no tenía una relación de confianza en el Señor, sino que le tenía miedo y eso lo bloqueo. El miedo desalienta de tomar iniciativas… y así se acaba con no realizar nada bueno.

El Papa insistió en que “no debemos pensar que Él es un patrón malo, exigente y severo que quiere castigarnos” porque ese idea no nos permitirá ser fecundos porque tendremos miedo, y añadió que “el miedo nos paraliza, nos autodestruye”. Antes al contrario se ha revelado como un “Dios misericordioso y compasivo, lento para enojarse y pródigo en amor y fidelidad”.

Jesús, nos muestra la generosidad y el cuidado premuroso del Padre de tantas formas: con su palabra, con sus gestos, con su acogida hacia todos, en espacial hacia los pecadores, los pequeños y los pobres, como hoy nos recuerda la I Jornada Mundial de los Pobres, pero también con sus advertencias, que revelan su interés para que nosotros, no desperdiciemos inútilmente nuestra vida”, añadió el Pontífice.

Como colofón de la celebración de esta nueva jornada instaurada en la Iglesia, el Papa almorzó con 1 mil 500 menesterosos, en el Aula Paulo VI, la misma donde se realizan las Audiencias Generales de los miércoles, cuando se realizan bajo techo por algún motivo, especialmente por un estado del tiempo muy frío. Pero también otras 2 mil 500 personas en pobreza, fueron acogidas en diferentes comedores de la ciudad de Roma como parte del desarrollo de esta Jornada Mundial.

Cabe mencionar que en el mensaje alusivo a la Jornada, el Papa sugería que se invitara a los pobres a comer y a ser tratado como “invitados de honor”.

 

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