¿Las campañas y el estado fallido?

¿Sabemos que piensan los aspirantes presidenciales al respecto? 


Propuestas con ética


El binomio de la corrupción y violencia/inseguridad, encabezan las preocupaciones de la sociedad mexicana ante las campañas. 

Hoy abordamos el tema de la inseguridad, por un lado salta a la vista el hartazgo y la zozobra social ante la violencia y el crimen desbordados en el país, 230,000 mexicanos muertos y más de 30,000 desaparecidos en los últimos 11 años, contrastan con la omisión e indiferencia del gobierno federal que tiene al Estado con una PGR acéfala y una reforma anticorrupción atrofiada, en tanto que en los hechos padecemos en muchas regiones del país, un gobierno paralelo que controla y manipula las instancias de seguridad, debilitando las instituciones. 

Ante esta situación resulta aún más grave e incomprensible que los aspirantes a la presidencia de la república no formulen propuestas serias y sistémicas para tratar de resolver una situación cada vez más alarmante, con un nuevo sistema penal que no presenta resultados positivos y se ha convertido en una coladera por la que escapan y se benefician los delincuentes y una nueva Ley de Seguridad Interior cuestionada y en litigio. 

Son escasas e insuficientes las propuestas para enfrentar la inseguridad y la violencia, desde la absurda amnistía planeada por López Obrador, la propuesta de Ricardo Anaya de proteger a las víctimas, fortalecer a las policías y desmantelar a los cárteles, no sólo eliminar o detener a sus cabecillas, lo que ha producido en los últimos años el surgimiento de nuevos carteles fragmentados que se enfrentan entre sí e incursionan en la llamada delincuencia común, pero ¿cómo hacerlo? ¿Está al alcance de las fuerzas de seguridad? 

Así como el ofrecimiento de Meade de incautar bienes de los crimínales, homologar leyes, sistematizar la información y capacitar a las policías. Lo que se planteó desde el sistema de plataforma México hace 18 años.

Sin duda que no existen soluciones mágicas y hay que trabajar en todos esos frentes y fortalecer a las instituciones, pero así como no se ha presentado un verdadero plan integral que reafirme y retome lo que está en proceso y puede dar resultados y plantee también nuevas visiones y alternativas para superar el grave problema de la inseguridad y la violencia, creo que nadie ha reparado en la importancia esencial de la sociedad y su participación para enfrentar este cáncer  social. 

El problema parte de la célula base de la sociedad que es la familia, el cuidado y la formación de los hijos en principios y valores esenciales, dignidad de la persona-humanidad, respeto, solidaridad, bien común, ética, civismo. 

Hemos abandonado en las familias la educación y formación de los hijos, que han quedado en manos del internet y las redes sociales, bajo el impulso sin freno del afán de poder, de placer y  dinero, hemos arrinconado a Dios en el recinto de los templos y lo hemos expulsado de la vida social y su mención está proscrita de nuestras conversaciones, convirtiendo el Estado laico en un estado antirreligioso, pero todo esto tiene un precio y hoy lo estamos pagando, con aflicción, con agobio y con dolor, ante las extorsiones, los secuestros, asaltos y crímenes más atroces perpetrados por jóvenes sin familia, sin afecto, sin aprecio de sí mismos, sin humanidad. 

Por otro lado, aspiramos a que venga un Presidente o un nuevo gobierno que nos resuelva este grave problema y otros muchos, pero nada se puede sin la involucración y participación de la sociedad, nuestro México no tiene salida si no vuelve los ojos a Dios. 

No nos engañemos, no bastarán las mejores alternativas en las leyes penales y los cuerpos de seguridad, ¿qué persona sin principios y valores y un sentido trascendente de la vida, puede participar en nuestras policías o cuerpos de seguridad sin buscar provechos indebidos y no sucumbir ante el amague de “plata o plomo” de las bandas crimínales? 

Se requiere un Estado laico, que no imponga religión alguna pero tampoco un “dogma antirreligioso”, el papel de las Iglesias en la revalorización de la persona humana y su dignidad y trascendencia es fundamental para recuperar la paz. 

¿Sabemos que piensan los aspirantes presidenciales al respecto? 

 

@yoinfluyo

redaccion@yoinfluyo.com

* Las opiniones expresadas en esta columna son de exclusiva responsabilidad del autor y no constituyen de manera alguna la posición oficial de yoinfluyo.com

 

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