Bendiciones en Cartagena

El Papa en Cartagena, sede los derechos humanos

El Papa Francisco dedicó la última jornada de su viaje a Colombia al tema de los derechos humanos, por lo que se dirigió a la Cartagena de Indias, el domingo 10 de septiembre. El Santo Padre se despidió de Bogotá, la que le acogió durante toda la visita, ya que partiría a Roma desde Cartagena, realizó el último recorrido por la ciudad, desde la Nunciatura Apostólica hasta el aeropuerto.



Una vez en Cartagena de Indias, se dirigió primero en auto cerrado y después en el Papamóvil, de la terminal aérea hasta el barrio San Francisco, donde escuchó la labor que realiza la iniciativa Talitha Qum, que atiende a mujeres para protegerlas de la trata de personas. 

El barrio estaba de fiesta, esperaban al Papa con cantos y con mucha alegría, en especial las chicas de la obra Talitha Qum, prepararon diferentes canciones. Durante el breve acto, el Papa Francisco, bendijo las primeras piedras de casas para personas sin techo y  de la obra antes descrita.

Después el Papa abordó el Papamóvil y circuló por las calles del barrio que se volcó con en algarabía para ver y saludar al Santo Padre, que se dirigía a la casa de la Señora Lorenza Pérez. En el camino, mientras el Papa saludaba y bendecía, el vehículo se detuvo intempestivamente y el Santo Padre golpeó su rostro contra uno de los soportes del toldo del auto, lo que le provocó heridas leves en el pómulo y ceja izquierdas, incluso tuvo un pequeño sangrado y una gotas cayeron sobre la sotana y esclavizana, no obstante continuó el traslado hasta la casa de la Sra. Lorenza.

Y frente a la casa la herida ya era evidente, Su Santidad ingresó a la vivienda y el momento que compartió ahí con la familia fueron de carácter privado.

De ahí la siguiente parada fue la Casa Santuario de San Pedro Claver, donde condensó la historia de Nuestra Señora de Chinquinquirá, cuya imagen durante mucho tiempo fue relegada, y se encontraba muy dañada, pero su primera devota María Ramos, la colocó en un lugar especial, “devolviéndole su dignidad perdida. Supo encontrar y honrar a María, que sostenía a su Hijo en sus brazos, precisamente en lo que para los demás era despreciable e inútil”.

“El Señor nos enseña a través del ejemplo de los humildes y de los que no cuentan”, así mismos fueron a una mujer indígena, Isabel y a su hijo Miguel, quienes vieron en primer lugar el paño completamente nuevo y renovado, a los pobres y humildes se les rebela con nitidez, “el misterio del amor de Dios”.

Así se refirió a San Pedro Claver, jesuita, quien desde su profesión solemne se hizo llamar el “esclavo de los negros para siempre”, en ocasiones no podía hablar con los esclavos por los diferentes idiomas, pero los atendía con gestos, porque “una caricia trasciende todos los idiomas”.

San Pedro Claver, señaló el Papa sufrió mucha oposición por su celo apostólico pero también por quienes veían en él una amenaza a su negocio. Murió enfermo y abandonado, “así paga el mundo; Dios le pagó de otra manera”.

“Todavía hoy, en Colombia y en el mundo, millones de personas son vendidas como esclavos, o bien mendigan un poco de humanidad, un momento de ternura, se hacen a la mar o emprenden el camino porque lo han perdido todo, empezando por su dignidad y sus propios derechos”, dijo el Obispo de Roma y continuó afirmado que San Pedro Claver y Nuestra Señora “nos invitan a trabajar por la dignidad de todos nuestros hermanos, en especial por los pobres y descartados de la sociedad.”

Después de este mensaje, rezó la oración mariana del Ángelus y al terminar se refirió a Venezuela. “Desde este lugar, quiero asegurar mi oración por cada uno de los países de Latinoamérica, y de manera especial por la vecina Venezuela. Expreso mi cercanía a cada uno de los hijos e hijas de esa amada nación, como también a los que han encontrado en esta tierra colombiana un lugar de acogida. Desde esta ciudad, sede de los derechos humanos, hago un llamamiento para que se rechace todo tipo de violencia en la vida política y se encuentre una solución a la grave crisis que se está viviendo y afecta a todos, especialmente a los más pobres y desfavorecido de la sociedad. Que la Virgen Santísima interceda por las necesidades del mundo y de cada uno de sus hijos”, dijo el Papa Francisco.

Al final, al dar la bendición pidió que cada quién recordara a quienes más ama pero también a quien no ama o no le aman, para que su bendición llegue a todos ellos.

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