Pablo el caminante eterno, capítulo XXII. Pablo reconviene a Pedro en Antioquía.

La necedad de los hombres, fomentada por su orgullo es uno de los problemas más difíciles de vencer. Aún dentro de comunidades que supuestamente por su naturaleza deberán marchar en favor de la concordia y de la convivencia, sin embargo, el incidente de Antioquía pone de relieve que con frecuencia no es así.


Error de Pedro y Bernabé


Pedro llegó a Antioquía en un viaje para visitar a las comunidades, llevando consigo a Juan Marcos, pronto se dio cuenta de la frescura y de la fe de los cristianos que provenían del paganismo, se sintió muy en confianza con ellos y convivía con sus familia, participaba en los ágapes y nunca preguntaba por el origen de la comida, e inclusive si le ofrecían puerco lo comía para no desairarlos, y la comunidad se sentía feliz de que el apóstol a quien Jesús había puesto como cabeza de la comunidad estuviera entre ellos como uno más.

Sin embargo, la comunidad cristiana que provenía del judaísmo, aunque no discutía lo que se había acordado en Jerusalén, simplemente no lo ponía en práctica y seguían considerando a los cristianos que procedían del paganismo como de segunda. Así los judaizantes que empezaron a sentirse incómodos con la aprobación que daba Pedro a estas comunidades al convivir plenamente con ellos y aceptar todas sus costumbres. Empezaron a presionar a Pedro, y éste poco a poco se empezó a alejar de estas comunidades y a convivir más con las de los  judeo- cristianos, por lo que los no judíos empezaron a sentirse como cristianos de segunda.

Pablo que también se encontraba en Antioquía empezó a ver con preocupación esta actitud de Pedro, y seguramente que las comunidades se acercarían a él para ver que estaba sucediendo, y por si fuera poco Bernabé siguió el mismo camino de Pedro lo que acentuó la crisis. Tal vez Pedro tenía la esperanza de con la convivencia poder después unir a las dos comunidades, pero Pablo, mejor conocedor de la cerrazón de los que venían del fariseísmo, por haber sido él mismo parte de ellos sabía que no iba por ahí el asunto, y entonces se puso en oración para saber que camino tomar y que hacer con sus dos amigos y compañeros apostólicos.

Entonces Pablo decidió enfrentarlos, no porque estuvieran cambiando alguna regla de fe, sino porque estaban viviendo incongruentemente con lo que ya había quedado claro en Jerusalén acerca de la unidad de la Iglesia, y la participación por igual de todos sus miembros independientemente de su origen.  Les recordó que, si bien como judíos estaban acostumbrados a considerar a los paganos como pecadores por no conocer y cumplir la Ley, ahora con la venida de Cristo no era la Ley la que salvaba, sino la gracia de Cristo que era la nueva vida para todos.

Ya sabemos que la mayoría de los hombres, sobre todo si tienen autoridad es muy difícil que reconozcan que se han equivocado, sin embargo, Pedro y Bernabé dando muestra de gran humildad reconocieron que se habían equivocado, y esa actitud para nada le restó autoridad a Pedro, al contrario, su figura se engrandeció por ser humilde como Jesús lo había pedido sus seguidores.

 

 

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